Las plantas, los animales y los cuerpos humanos cambian de tamaño, pero no vemos la energía que los hace aumentar. Observamos a las personas moviéndose, pero no vemos qué las hace moverse. Pensamos, pero no vemos nuestros pensamientos. Escuchamos la radio, enviamos telegramas, hablamos por teléfono o pulsamos un botón para las luces en nuestras habitaciones, pero no vemos la energía en el camino.

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