Año 68
CONFERENCIAS DE NEVILLE GODDARD REALIZADAS EN EL AÑO 1968
CONFERENCIAS DE NEVILLE GODDARD REALIZADAS EN EL AÑO 1968
Nadie gana la salvación. Ésa es una de las cosas más difíciles de transmitir al mundo: la llamada memoria que se desvanece.
Y camina por esta tierra como cualquier persona normal, desconocido, no deseado, amado por unos pocos, amado por su círculo de amigos, pero completamente desconocido en un vasto mundo de tres mil millones de personas.
¿Qué importa cuando todo es simplemente una casa de muñecas mecánicas? ¿Vas a estar confundido acerca de esta partida y aquella llegada y todas estas cosas?
Pero no descuides el uso del principio de tu maravillosa Imaginación. Úselo con amor en nombre de cualquier persona en este mundo. Y cuando lo usas con amor en nombre de otro, lo estás usando para ti mismo porque no hay otro.
¿Pero cómo puedo presentarlo para que pueda despedir al hombre que lo desee? Oh, hay momentos... y das tus ojos para que vean, pero no pierdes los ojos que das, todavía los tienes para dar. Aún así no los pierdes.
Así que aquí, animaos. Eres un ser divino, un ser infinito. Pareces ser en el mundo de César un hombre pequeño, una mujer pequeña, luchando por pagar el alquiler,
Ahora aquí, los mismos dos… uno da los ojos y la otra esperaba los ojos, los mismos ojos que yo le di, oh, tal vez hace nueve meses o un año, para que ella pueda ver.
El Dios que realmente existe te da vida o no podrías respirar. No podrías existir ni por un segundo tal como entendemos la palabra si él no estuviera ahora alojado dentro de ti.
Pero tú determinas lo que quieres ver y lo que quieres oír. No discutas. Con antelación, haga exactamente lo que quiera ver y exactamente lo que quiera oír.
Una obra representa un drama y tú, habiendo visto la obra, ¿vas a dejarte llevar ahora y ver la obra como la realidad y no lo que te dice? Todos hacemos eso. Vemos una obra y culpamos al actor, cuando si hay alguien a quien culpar o alabar es al autor, y él siempre pasa desapercibido.
“No penséis que he venido para abolir la ley y los profetas; No he venido para abolirlos sino para cumplirlos” (Mateo 5:17). Podríamos leer: No penséis que yo, el evangelio, he venido para abolir la torá de Moisés o las promesas de Dios a través de sus profetas, sino para cumplirlas.