UNA CONFESIÓN DE FE
por Neville Goddard – 1966
"Después de que Juan fue arrestado, Jesús vino a Galilea predicando el Evangelio de Dios y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; arrepiéntete y cree en el Evangelio." Marcos 1:14-15
El ministerio de Jesús comenzó después de que el de Juan terminara en Judea. “Jesús, cuando comenzó su ministerio, tenía unos treinta años de edad." Lucas 3:23
La tierra de las centurias había sido arada y rastrillada para El Evangelio de Dios. Y los hombres comenzaron a experimentar El Plan de Salvación de Dios. Los autores del Evangelio de Dios son anónimos, y todo lo que podemos saber realmente sobre ellos debe derivarse de nuestra propia experiencia de La Escritura. Su autoridad no estaba en La Escritura como un código escrito muerto, sino en su propia experiencia de La Escritura.
Su Evangelio no era una nueva religión, sino el cumplimiento de una tan antigua como la fe de Abraham. "Y La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anunció de antemano El Evangelio a Abraham." (Gálatas 3:8) Y Abraham creyó a Dios y vivió de acuerdo con la previsión de La Historia de Salvación que Dios le concedió.
Los autores desconocidos del Evangelio destacan el cumplimiento de La Escritura en la vida de Jesucristo. Cristo en nosotros cumple La Escritura.
"¿No te das cuenta de que Jesucristo está en ti?" (2 Corintios 13:5)
"He sido crucificado con Cristo; ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí." (Gálatas 2:20)
"Porque si hemos estado unidos a Él en una muerte como la suya, ciertamente estaremos unidos a Él en una resurrección como la suya." (Romanos 6:4)
La repetición en nosotros, a través de Su Presencia en nosotros, ha sido expresada por Johann Scheffler, un
místico del siglo XVII. (N.T.: Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius... https://es.wikipedia.org/wiki/Angelus_Silesius. Lo que sigue no está incluido en el libro que encontré en inglés como fuente original para la presente traducción, a juzgar por la cita que Neville hace, es probable se refiera a esta parte de la Obra de Johann Scheffler, “El Mensajero Querúbico.”... “Detente, ¿adónde vas? El cielo está en ti; si buscas a Dios en otro lugar, lo perderás.” extraído de: https://www.academia.edu/40190056/El_peregrino_quer%C3%BAbico - https://www.researchgate.net/publication/341113629_El_peregrino_querubico)
"Aunque Cristo mil veces
En Belén nazca
si no nace en ti,
tu alma sigue desamparada."
Edward Thomas
(N.T.: ; https://www.hymnal.net/en/hymn/nt/477; https://www.poetryfoundation.org/poets/edward-thomas )
"Y Él les dijo: '¡Oh, hombres insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿No era necesario que el Cristo sufriera estas cosas y entrara en Su gloria?' Y comenzando por Moisés y por todos los profetas, Él les interpretó en todas las Escrituras las cosas concernientes a Él mismo... cada cosa escrita acerca de Mi en la ley de Moisés y los profetas y los salmos debe ser cumplida. Entonces Él abrió sus mentes para que comprendieran las Escrituras." (Lucas 24:25-27, 44-45)
"Y ellos leían del libro, de la ley de Dios, con interpretación, y ellos daban el sentido, de modo que el pueblo entendiese la lectura." (Nehemías 8:8)
El Antiguo Testamento es un proyecto profético de la vida de Jesucristo. El Evangelio de Dios es la revelación del futuro concedida a Abraham. "Abraham se alegró de que iba a ver mi día." (Juan 8:56) Se
trata de Cristo Resucitado. La participación en la vida de la era venidera depende del acto de Dios de resucitar a los muertos. La Resurrección de Jesucristo es la victoria de Dios. Que estemos "unidos a Él en una resurrección como la suya" es La Promesa de la Victoria de Dios para todos.
Pero antes del día de la Victoria, el hombre debe ser refinado en el horno de aflicción. "Os he probado en el horno de aflicción. Por amor a mí mismo, por amor a mí mismo, lo hago, porque ¿cómo ha de ser profanado Mi Nombre? No daré Mi Gloria a otro." (Isaías 48:10-11)
Se necesita el horno de aflicción para conformarnos a la imagen de Su Hijo, y por tanto a la imagen del Padre, pues el Padre y el Hijo son uno. "Entonces vinieron a él todos sus hermanos y hermanas y todos los que lo habían conocido antes... y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él... Y el Señor bendijo los últimos días de Job más que su principio." (Job 42:11-12)
La historia de Job es la historia del hombre, víctima inocente de un experimento cruel por parte de Dios. "Y dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.'." (Génesis 1:26). Sin embargo, "considero que los sufrimientos de este tiempo no son comparables con La Gloria que ha de manifestarse en nosotros" (Romanos 8:18) y esa Gloria es nada menos que la revelación de Dios Padre en nosotros, como nosotros.
Nada puede sustituir al testimonio personal del Plan de Salvación de Dios. El Plan del misterio es inherente a la creación. Lo que tan proféticamente se dice al mundo en el Antiguo Testamento se realiza en la propia personalidad. Todo me fue predicho, pero nada pude prever, aprendí quién es realmente Jesucristo después de que La Historia se recreara en mí.
El hombre que ha experimentado La Escritura no puede escapar a la responsabilidad de contar su significado a sus semejantes. Los desconocidos escritores del Evangelio de Dios no describían situaciones y acontecimientos del pasado como historiadores.
Su historia de Jesucristo es su propia experiencia del plan de redención de Dios como hombres que han experimentado la redención. Relataron sus propias experiencias. Son testigos de primer orden que dan testimonio de La Verdad de la Palabra de Dios, sin dudar en interpretar el Antiguo Testamento según sus propias experiencias sobrenaturales.
Habiendo experimentado La Historia de La Salvación, puedo añadir mi testimonio al de ellos y decir que
todo está hecho como ellos lo han contado. Sus experiencias, así atestiguadas, confrontan a los hombres
con la responsabilidad de aceptar o rechazar su interpretación del Antiguo Testamento. Su testimonio debe
ser escuchado y respondido. Uno debe experimentar La Escritura por sí mismo antes de poder empezar a
comprender lo maravillosa que es. (N.T.: “Amigo, es suficiente. Si quieres leer más, conviértete tú mismo en La Escritura y en El Ser.” Angelus Silesius, extracto de su Obra: “El Mensajero Querúbico.”)
Ellos no dan cuenta de la aparición personal de Jesús, porque cuando La Historia de La Salvación es recreada en el hombre, éste sabrá que "Yo soy." (Lucas 22:70; Juan 4:26; 8:18; 8:24; 8:28; 13:19; 18:5,6) "El que se une al Señor se convierte en un solo espíritu con Él." (1 Corintios 6:17)
"Siendo en forma de Dios, se despojó a sí mismo, tomando la forma de esclavo, naciendo a semejanza de los hombres. Y hallándose en forma humana, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte en la cruz." (Filipenses 2:6-8) ...de hombre.
Él abdicó de Su forma divina y asumió la forma de un esclavo. No se limitó a disfrazarse a Sí mismo de esclavo, sino que se convirtió en uno, sujeto a todas las debilidades y limitaciones humanas. El Dios que entró por la puerta de la muerte, el cráneo humano, el Gólgota, es ahora el Salvador del mundo. Dios es nuestra salvación.
"Nuestro Dios es un Dios de salvación; y a Dios, el Señor, le corresponde escapar de la muerte."
(Salmos 68, 19-20)
"Si no muero, no puedes vivir; pero si muero, resucitaré y tú conmigo."
(Jerusalén de William Blake, El capítulo 4: Placa 96)
El grano de trigo expone el misterio de la vida a través de la muerte.
"Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto."
(Juan 12:24)
Este es el secreto del Plan de Salvación de Dios. Dios logra Su Propósito mediante la autolimitación, mediante la contracción para expandirse. Dios mismo entra por la puerta de la muerte, mi cráneo, y se acuesta en la tumba conmigo. Y con apología a William Blake,
"Lo que me han hecho no lo puedo saber, y si me lo preguntan lo juraré.
Si es bueno o malo nadie tiene la culpa: Sólo Dios puede tomar el orgullo, sólo Dios la vergüenza."
"Y estoy seguro de que el que comenzó una buena obra en mí, la llevará a término en el día de Jesucristo." (Filipenses 1:6) Cuando la imagen del no-nacido es formada en mi, entonces Él quien estuvo tanto tiempo enrollado dentro de mí, se desenrolla Él mismo, y yo soy Él. "Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre." (Juan 3:13)
Dios mismo descendió voluntariamente a su tumba el Gólgota, mi cráneo. "Yo pongo Mi Vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que Yo la pongo por Mi propia voluntad." (Juan 10:17-18) "Porque tu creador es tu esposo, el Señor de los ejércitos es Su Nombre." (Isaías 54:5) Y, "Él se une a su mujer y se convierten en una sola carne." (Génesis 2:24) Porque... "el que se une al Señor se convierte en un solo espíritu con Él." (1 Corintios 6:17) "Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." (Marcos 10:9)
El hombre es la emanación de Dios, pero su esposa hasta que el sueño de la muerte haya pasado.
"¡Despiertate a tí mismo! ¿Por qué duermes, Señor? Despierta!" (Salmos 44:23)
Cuando Él despierta, "Yo soy Él." Dios se acostó Él mismo dentro de mí para dormir, y mientras
Él dormía Él soñó un sueño; Él soñó que Él es yo y cuando Él despierta yo soy Él.
¿Pero cómo sé que yo soy Él? Por la revelación de Su Hijo David, quien en el Espíritu me llama Padre.
"Yo Soy el Camino, La Verdad y La Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí, El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre." (Juan 14,6-9) La unión con Cristo Resucitado es el único camino hacia el Padre. Porque "Cristo y el Padre son uno." (Juan 10:30) El Camino conduce a través de la muerte a La Vida Eterna.
La búsqueda del hombre de Cristo como la autoridad en la que él puede confiar, a la que puede respetar, a la que puede someterse, es su anhelo del Padre que vive en él, de ese mismo Padre que el Cristo del Evangelio afirma ser.
El Cristo del Evangelio es el Padre Eterno en el hombre. Este anhelo del Padre es el grito del hombre que termina el Nuevo Testamento. "¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20) "¿No os dais cuenta de que Jesucristo está en vosotros?" (2 Corintios 13:5) "Y en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad." (Colosenses 2:9), no en sentido figurado, sino genuinamente en un cuerpo. Este es "...el misterio oculto de las eras y generaciones que es Cristo en ti, La Esperanza de Gloria." (Colosenses 1:26,27)
El conocimiento imperfecto de Jesús ha cegado al hombre de la verdadera naturaleza del Padre. El Señor Jesús es Dios Padre quien se convirtió en hombre para que el hombre pueda convertirse en el Señor Jesús, el Padre. Las investigaciones de los historiadores no pueden dar a conocer quién es el Padre. "Nadie puede decir 'Jesús es el Señor' sino por el Espíritu Santo." (1 Corintios 12:3)
El objetivo del hombre es encontrar al Padre, pero Dios Padre sólo se da a conocer a través de Su Hijo. "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo." (Mateo 11:27) Sólo el Padre y el Hijo se conocen mutuamente. "No llames a nadie vuestro Padre en la tierra, porque tienes un solo Padre, que está en el cielo." (Mateo 23:9) y “...el cielo está dentro de ti." (Lucas 17:21)
Y David dijo: "Contaré el decreto del Señor; Él me dijo: 'Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.'." (Salmos 2:7) La filiación divina de David es única, única en su género y totalmente sobrenatural. Él "nació, no de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios." (Juan 1:13)
El Padre sólo será encontrado por el hombre en una experiencia en primera persona del singular, en tiempo presente, cuando David en el Espíritu le llame Padre, es decir, Señor mío. Jesús les hizo una pregunta, diciendo: "'¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién Él es Hijo?' Ellos le respondieron: 'El hijo de David.' Él les dijo: '¿Cómo es, pues, que David, en el Espíritu, le llama Señor, si David le llama así Señor, cómo es Su Hijo?'" (Mateo 22:41-45)
En el pensamiento hebreo, la historia consiste en todas las generaciones de los hombres y sus experiencias fundidas en un gran todo y este tiempo concentrado, en el que se funden todas las generaciones, y del que surgen, es llamado "Eternidad". La Escritura afirma que: "Dios ha puesto la eternidad en la mente del hombre, pero de tal manera que el hombre no puede averiguar lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el final." (Eclesiastes 3:11)
La palabra hebrea para "eternidad" significa también "juventud, muchacho, joven".
Saúl vio a David y le dijo a Abner "¿De quién es hijo este joven... Inquiere de quién es hijo el muchacho?" Luego, volviéndose hacia David, le dijo: "¿De quién eres hijo, joven?" Y David respondió: "Soy hijo de tu siervo Jesé, el belemita." (1 Samuel 17:55-58) ¿De quién es hijo...?
Nota que en todos los pasajes (1 Samuel 17:55,56,58; Mat. 22:42), la pregunta no es sobre el hijo, sino sobre su Padre. El Padre dado a conocer por David es el Padre eternamente verdadero. Es en nosotros, como personas, donde se revela Dios Padre. David dijo: "Yo soy hijo de Jesé." Jesé es cualquier forma del verbo ser. La respuesta de David fue: "Yo soy hijo de Aquel cuyo nombre es 'YO SOY'”.
Uno de los nombres de Dios es el que le dio a Moisés. "Di al pueblo de Israel: 'Yo soy me ha enviado a vosotros.'." (Éxodo 3:14) Él es el Eterno "YO SOY". La primera revelación de Dios es como "Dios Todopoderoso." (Éxodo 6:3)
Su segunda auto-revelación es como "El Eterno YO SOY." (Éxodo 3:14) Su última revelación de Sí mismo es como "el Padre". (Juan 17) Sólo el Hijo puede revelar a Dios como Padre. "Nadie (es decir, ningún ojo humano) ha visto jamás a Dios; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, lo ha dado a conocer." (Juan 1:18)
Es Dios mismo, el Eterno YO SOY, y su Hijo unigénito, el joven eterno David, quien entró en la mente del hombre. Al final de su viaje a través de los fuegos de la aflicción en esta Edad de la muerte Eterna, el hombre encontrará a David y exclamará "He encontrado a David, Él Me clamará: Tú eres mi Padre, mi Dios, y la Roca de mi salvación." (Salmos 89:20,26)
Yo no me revelo a mi mismo directamente como Dios o como Jesucristo, sino por implicación paralela con La Escritura, cuando David en el Espíritu me llama Padre. Y esta sabiduría desde dentro es sin incertidumbre. (N.T.: Santiago 3:17)
"Cuando Dios quiso revelar a Su Hijo en mí, no consulté con carne y sangre." (Gálatas 1:15-16) Al hombre en el que se le aparece el Hijo de Dios le resulta difícil convencer a los demás de la realidad de la revelación, porque estas experiencias sobrenaturales de La Escritura tienen lugar en un ámbito de acción demasiado
alejado de nuestra experiencia común. Todo el drama pertenece a un mundo mucho más real y vital que el que habita el intelecto para que la imaginación histórica lo comprenda.
"¡Oh, si pudiera contarlo, seguramente lo creerían!
¡Oh, si pudiera decir lo que he visto!
¿Cómo podría decirlo o cómo podríais recibirlo?
¿Cómo, hasta que él os lleve a donde yo he estado?"
F. W. H. Myers
( N.T.: https://en.wikipedia.org/wiki/Frederic_W._H._Myers )
Esta entrada en la relación Padre-Hijo es verdaderamente por La Gracia de Dios. "Porque de tal manera amó Dios al mundo que entregó a Su único Hijo." (Juan 3:16) Fue el Plan Eterno de Dios entregarse a Él mismo al hombre. Y es el Hijo, llamándoLe Padre, el que le asegura que Él es realmente el Padre.
Cuando David en el Espíritu lo llama Padre, no pierde su individualidad distintiva ni deja de ser el yo que era antes, sino que ese yo incluye ahora un yo mucho más grande, que no es otro que Jesucristo a quien David en el Espíritu llamó "Señor".
El hombre es heredero de una Promesa y de una Presencia. "Abraham, habiendo soportado pacientemente, obtuvo La Promesa." (Hebreos 6:15) La Gracia es la expresión final del amor de Dios en acción que el hombre experimentará cuando el Hijo se revele en él, y que a su vez revele al hombre como el Padre.
La autoridad que subyace en La Historia de Jesucristo es un doble testimonio: El testimonio interior del Padre y el testimonio exterior de La Escritura.
Dios mismo vino, y viene, a la historia humana en la persona de Jesús encarnado en nosotros. Esto será confirmado por los "signos", que serán experimentados por el hombre tal como se predice en La Escritura.
"El Padre que mora en Mí hace Sus obras. Cree que yo estoy en el Padre y el Padre en Mí; o bien cree por las obras mismas. En verdad, en verdad os digo que el que cree en Mí hará también las obras que yo hago; y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre." (Juan 14, 10-12) "He venido del Padre y he venido al mundo; de nuevo, dejo el mundo y voy al Padre." (Juan 16:28) "Yo y el Padre somos uno." (Juan 10:30)
La Visión de Dios es concedida a aquellos que han tenido la revelación del Padre en la vida de Jesús encarnado en ellos, cuando el Hijo unigénito David los llama Padre.
Sólo cuando los "signos" se convierten en nuestra experiencia el Propósito de Dios y, por tanto, el de La Escritura se cumple en nosotros. "Es necesario que La Escritura se cumpla en Mí, porque lo que está escrito acerca de Mí tiene su cumplimiento." (Lucas 22:37)
Dios se entregó a todos nosotros, a cada uno de nosotros. Y es Su Hijo unigénito David, en el Espíritu, llamándonos Padre, quien nos asegura que es realmente así. "Así que si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres." (Juan 8:36) "Cuando David volvía de la matanza del filisteo, con la cabeza del filisteo en la mano, Saúl le dijo: '¿De quién eres hijo, joven?' (1 Samuel 17:57,58) porque no conocía al padre de David, a quien Él había prometido (1 Samuel 17:25) hacer libre en Israel. El rey había prometido hacer libre al padre del hombre que destruyó al enemigo de Israel.
No debemos ignorar el carácter muy personal y sobrenatural del Plan de Salvación de Dios. El cumplimiento del Plan tiene lugar en el hombre; se inaugura con el acontecimiento llamado "Su resurrección de entre los muertos." (Hechos 26:23; Romanos 1:4, etc.) "Hemos nacido de nuevo por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos." (1 Pedro 1:3)
Es el Cristo en ti -tu YO SOY- quien es resucitado. La Resurrección marca el comienzo de la liberación de Jesucristo el Padre del cuerpo de pecado y muerte, y Su regreso a Su cuerpo divino de Amor, La Forma Humana Divina.
Este fue el Propósito del Señor desde el principio "...que estableció en Cristo como Un Plan para la plenitud de los tiempos." (Efesios 1:9,10) "El Señor de los ejércitos ha jurado: Como lo he planeado, así será, y como lo he propuesto, así será." (Isaías 14:24)
Vive y actúa con la seguridad de que Dios ha llevado a cabo Su plan y sigue haciéndolo. Dios mismo vino, y viene, a la historia humana en la persona de Jesucristo en ti, en mí, en todos. Dios despertó en los autores anónimos de los Evangelios, y sigue despertando en el hombre individual. Cree en su testimonio; no busques nuevas vías de acceso a una meta ya alcanzada.
Tal vez la mejor descripción de los escritores desconocidos del Evangelio de Dios se da en las palabras: "Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y nuestras manos han tocado, de La Palabra de Vida, Eso que hemos visto y oído te anunciamos." (1 Juan 1:1-3) La fe no está completa hasta que se convierte en experiencia. Es esencial que aquellos cuyos ojos han visto y cuyas manos han manejado La Palabra de Vida, sean enviados y tengan conciencia de ser enviados, para declararla al mundo.
Es el Cristo Resucitado, el hombre nacido dos veces, quien dice: "Toma mi yugo sobre ti y aprende de mí y encontrarás descanso para tu alma." (Mateo 11:29)
Él ofrece Su conocimiento de La Escritura basado en Su propia experiencia, por el de otros basado en la especulación. Acepta Su oferta. Y eso evitará que te pierdas entre las enmarañadas especulaciones que pasan por verdades religiosas. Y te mostrará el único Camino al Padre.
El hombre que es enviado a predicar El Evangelio de Dios es primero llamado, y llevado en Espíritu a la Asamblea Divina donde los dioses celebran el juicio. "Dios ha ocupado Su lugar en el Consejo Divino; en medio de los dioses Él celebra el juicio." (Salmo 82:1)
La palabra hebrea Elohim es plural, una unidad compuesta, una formada de otros. En esta frase se traduce como Dios y dioses. El hombre llamado es llevado ante el Elohim, el Cristo Resucitado. Se le pide que nombre la cosa más grande del mundo; él responde con las palabras de Pablo: "Fe, Esperanza y Amor, estas tres; pero la mayor de ellas es el amor." (1 Corintios 13:13)
En ese momento, Dios le abraza, y se funden y se convierten en Uno. Porque... "el que está unido al Señor se convierte en un solo espíritu con Él." (1 Corintios 6:17) "Así que ya no son dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre." (Mateo 19:6) Los hombres son llamados uno a uno a unirse en un solo Hombre, que es Dios. "El Señor trillará el grano, y serán reunidos uno a uno, pueblo de Israel." (Isaías 27:12)
Esta unión con el Cristo Resucitado es el bautismo con el Espíritu Santo. Desde su bautismo con el Espíritu Santo hasta su Resurrección, caen los "días del Mesías" (Talmud babilónico: Sanedrín 98), un período de treinta años. (N.T.: https://efshar.co/talmud/sanedrin-98a1/)
Durante este período, está tan abrumadoramente enamorado de su misión, como mensajero y predicador del Evangelio de Dios, un Evangelio que le ha impuesto tal obligación que no puede hacer otra cosa, siente que "si predico el Evangelio, eso no me da ningún motivo para jactarme. Porque la necesidad me obliga. Ay de mí si no predico El Evangelio." (1 Corintios 9:16)
Una compulsión divina lo impulsa como lo hizo con Jeremías, quien dijo: "Si digo: 'No lo mencionaré, ni hablaré más en Su Nombre', hay en mi corazón como un fuego ardiente encerrado en mis huesos, y estoy cansado de contenerlo, y no puedo." (Jeremías 20:9)
El final de este período de treinta años llega con una brusquedad tan dramática que él no tiene tiempo de observar su llegada. "Jesús, cuando comenzó Su ministerio, tenía unos treinta años." (Lucas 3:23) Ahora la historia de Jesucristo se desarrolla en él en una serie de experiencias de lo más personales, en primera persona del singular y en tiempo presente. La serie completa de acontecimientos dura tres años y medio. Comienza con su resurrección y nacimiento de lo alto.
"Los muertos oyeron la voz del niño
y empezaron a despertar del sueño: Todas las cosas oyeron la voz del niño Y comenzaron a despertar a la vida". William Blake
Mientras duerme en su cama y sueña con la sociedad redimida de una ciudad "llena de niños y niñas jugando en sus calles." (Zacarías 8:5), una intensa vibración centrada en la base de su cráneo le despierta: "Despierta, oh durmiente, y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará." (Efesios 5:14)
Al despertarse, descubre que no está en la habitación donde se durmió, sino en su propio cráneo (Gólgota). Su cráneo es una tumba completamente sellada. No sabe cómo ha llegado allí, pero su único deseo es salir. Empuja la base de su cráneo y algo rueda dejando una pequeña abertura. Empuja su cabeza a través de la abertura y se exprime centímetro a centímetro de la misma manera que un niño nace del vientre de su madre. Mira el cuerpo del que acaba de salir. Está pálido de cara, tumbado de espaldas y moviendo la cabeza de un lado a otro como quien se recupera de un gran calvario.
"Estarás triste, pero tu tristeza se convertirá en alegría. Cuando la mujer está de parto tiene dolor, porque le ha llegado la hora; pero cuando da a luz, ya no se acuerda de la angustia, porque se alegra de que haya nacido un niño en el mundo." (Juan 16:20,21)
"Porque allí ha nacido el Niño en alegría
que fue engendrado en el dolor;
Así como nosotros cosechamos con alegría el fruto Que en amargas lágrimas sembramos." William Blake
"Tú debes nacer de lo alto." (Juan 3:7) "La Jerusalén de arriba es libre y es nuestra madre." (Gálatas 4:26) El cráneo que era su tumba se convirtió en el vientre del que nace de nuevo. La vibración dentro de su cráneo, el cual le despertó del sueño, parece venir ahora de fuera, suena como un gran viento. Gira la cabeza en la dirección en la que el viento parece estar. Al mirar hacia el lugar donde estaba su cuerpo, se sorprende al ver que éste ha desaparecido, pero en su lugar se encuentran tres hombres.
Esta experiencia que le espera será el cumplimiento de La Promesa hecha a Abraham. "Y el Señor se le apareció. Él levantó los ojos y miró, y he aquí que tres hombres estaban delante de él. Ellos le dijeron: '¿Dónde está Sara, tu mujer? Y él respondió: 'Está en la tienda.' Él dijo: 'Ciertamente volveré a ti según el tiempo de vida; y Sara, tu mujer, tendrá un hijo.' Abraham llamó el nombre de su hijo que le había nacido: Isaac." ("él ríe"), (Génesis 18:1,2,9,10; 21:3)
Los tres hombres aparecen de repente, no se les había visto acercarse. Abraham no se da cuenta de inmediato del significado de esto. Ellos son hombres corrientes que se han cruzado en su camino por azar. El viento también los perturba. El más joven de los tres es el más perturbado y se acerca a investigar el origen de la perturbación. Le llama la atención un bebé envuelto en pañales que yace en el suelo. Lo toma en brazos y, proclamando que es el bebé del resucitado, lo acuesta en la cama. El hombre levanta entonces al bebé en sus brazos y dice: "¿Cómo está mi amor?" El niño sonríe y el primer acto llega a su fin.
"Y en aquella región había pastores en el campo. Y se les apareció un ángel del Señor. El ángel les dijo: 'No temas, porque te traigo la noticia de una gran alegría que llegará a todo el pueblo; te ha nacido hoy,
en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto te servirá de señal: Encontrarás un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.'." (Lucas 2:8-12) “Dios ha nacido, porque Dios es llamado Salvador.” (Isaías 43:3, 45:15, Lucas 1:47)
Después de la revelación, el hombre busca en las antiguas escrituras insinuaciones y presagios de su experiencia sobrenatural, y al encontrarlos allí, sabe que:
"Todo me fue predicho: nada
pude prever: Pero aprendí
cómo sonaría el viento
Después de que estas cosas debieron ser." Edward Thomas
La naturaleza imprevisible del curso del viento ilustra la espontaneidad del nacimiento divino con mayor facilidad, ya que tanto en griego como en hebreo la palabra se utiliza tanto para viento como para espíritu.
El Plan del Señor está descrito en la antigua Escritura, pero no se puede conocer realmente hasta que el individuo lo haya experimentado. Dios ha hablado, y lo que ha predicho está escrito para que todos lo entiendan. Pero su profecía aparece bajo una luz muy diferente en perspectiva de lo que se ve en retrospectiva.
Cada uno sabrá que Jesucristo es el Padre en la luz de su propia experiencia del Misterio cristiano. "En estos últimos días nos ha hablado por medio de Su Hijo." (Hebreos 1:2)
Cinco meses después de que el hombre es resucitado y nace de lo alto, una vibración similar a la que inició el primer acto comienza en su cabeza. Esta vez se centra en la parte superior de su cabeza. Aumenta su intensidad hasta que estalla.
Tras la explosión, él se encuentra sentado en una habitación modestamente amueblada. Apoyado en el lado de una puerta abierta, y mirando una escena pastoral, está su hijo David, de fama bíblica. Es un joven en su primera adolescencia. David se dirige a él como "Padre mío".
El resucitado sabe que es el Padre de David, y David sabe que es su Hijo.
Dos hombres miran a David con lujuria y el Padre les recuerda la victoria de su Hijo sobre el gigante filisteo. Y mientras está sentado y contempla la belleza sobrenatural de su Hijo, el segundo acto llega a su fin. Dios el Padre se dio a Sí mismo al hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios el Padre. "Contaré el decreto del Señor, me dijo: 'Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado.'." (Salmos 2:7)
El tercer acto se desarrolla cuatro meses después de que se haya revelado la relación padre-hijo. Es dramático de principio a fin. Un rayo parte el cuerpo del resucitado desde la parte superior del cráneo hasta la base de la columna vertebral. Ahora el camino nuevo y vivo está abierto para él a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo.
La revelación es siempre en términos personales, y los agentes humanos de la revelación de Dios nunca son suprimidos al nivel de lo impersonal. "Por eso, cuando Él vino al mundo, dijo: 'Sacrificios y ofrendas Tú no has deseado, sino un cuerpo has preparado Tú para Mí; en holocaustos y ofrendas por el pecado no Te has complacido.' Entonces dije: 'He venido a hacer Tu voluntad, Oh Dios, como está escrito de Mí en el rollo del libro.'." (Hebreos 10:5-7; se cita el Salmo 40:6-8)
La voluntad de Dios está hecha. Dios debe salvar y sólo Dios.
En la base de su columna vertebral, ve un charco de luz líquida dorada y sabe que es él mismo.
Él tiene ahora "confianza para entrar en el santuario por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que nos abrió a través de la cortina, es decir, a través de Su carne." (Hebreos 10:19,20) Al contemplar el estanque de luz líquida dorada, la sangre de Dios, el agua viva, él se funde con ella y sabe que es él mismo, su divino Creador y Redentor. Ahora, como un rayo en espiral, asciende por su columna vertebral entrando violentamente en el santuario celestial de su cráneo. Su cabeza reverbera como un trueno.
"Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del Hombre." (Juan 3:14) "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos viene con violencia, y los hombres violentos lo toman por la fuerza." (Mateo 11:12) A tales hombres ha llegado la nueva era.
Dos años y nueve meses después, cumpliendo los tres años y medio del ministerio de Jesús, el cuarto y último acto del drama de la salvación llega a su clímax. "El Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma, y se oyó una voz del cielo: 'Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.'." (Lucas 3:22)
La cabeza del resucitado se vuelve repentinamente translúcida. Sobre él, como si flotara, una paloma con sus ojos enfocados amorosamente hacia él, desciende sobre su mano extendida, él la atrae hacia su rostro, y la paloma lo asfixia con amor, besando su rostro, su cabeza y su cuello.
Una mujer, hija de la voz de Dios le dice: "Él te ama" y el drama de La Salvación llega a su fin en él. Ahora es un hijo de Dios, un hijo de la resurrección. Él ya "no puede morir, porque es hijo de Dios, siendo Hijo de La Resurrección." (Lucas 20:36) "Yo y el Padre somos uno." (Juan 10:30) "Yo soy la raíz y el linaje de David." (Apocalipsis 22:16)
Él es el Padre de la humanidad y de su descendencia. Al convertirse en hombre, el límite de la contracción y la opacidad, Él rompe la cáscara, y expandiéndose en la translucidez logra su propósito.
Él ha encontrado a "Aquel de quien escribió Moisés en la ley y los profetas". (Juan 1:45)
Los autores anónimos del Evangelio de Dios son hombres nacidos dos veces, hijos de Dios, hijos de La Resurrección, que ya no pueden morir, habiendo escapado del cuerpo del pecado y de la muerte. El Evangelio Es La Historia del Plan de Salvación de Dios. Será útil para todos los lectores de La Palabra de Dios, terminar esta confesión de fe con una cita de William Blake:
"Debe entenderse que las Personas, Moisés y Abraham, no se refieren aquí, sino a los estados significados por esos nombres, siendo los individuos representantes o visiones de esos estados tal como fueron revelados al hombre mortal en la serie de revelaciones divinas tal como están escritas en La Biblia: Estos diversos Estados los he visto en mi imaginación; cuando estás distante aparecen como un solo hombre, pero al aproximarte aparecen multitudes de naciones."
No hay historia secular en La Biblia. La Biblia Es La Historia de La Salvación y es totalmente sobrenatural. FIN
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