El Testigo Interior: La Validación de la Escritura a Través de la Experiencia

Introducción: La Roca y el Testimonio Interior

Las Escrituras plantean una pregunta fundamental a través del profeta Isaías: "¿No os lo he dicho desde el principio y lo he declarado? ¿Hay algún Dios fuera de mí? No hay Dios, no conozco a ninguno" (Isaías 44:8). Un análisis de los términos originales revela una profunda identidad simbólica. La primera mención de "Dios" corresponde al término plural Elohim, mientras que la segunda, en su forma singular, es traducida en versiones críticas como "Roca". El texto, por tanto, declara: "¿Hay algún Dios fuera de mí? No hay Roca, no conozco a ninguna". Este simbolismo de la Roca se convierte en el eje central para comprender la naturaleza de la divinidad y, en última instancia, la nuestra.

Se nos exhorta a no añadir nada a la palabra de Dios, no sea que se nos halle mentirosos (Proverbios 30:6). Por consiguiente, debemos aproximarnos a las Escrituras tal como son, esperando la validación a través de la experiencia directa. En Lucas 20, la "piedra que los constructores desecharon" se convierte en "la principal piedra del ángulo". El apóstol Pablo, en Romanos 9, retoma esta imagen: "He aquí, pongo en Sión una piedra". Es notable la transición que ocurre en el texto: la piedra, un objeto, se transmuta en una persona viviente: "El que crea en él no será avergonzado".

El propósito de este análisis es establecer que cada individuo está llamado a ser un testigo. Un testigo, por definición, es alguien con conocimiento de primera mano de un hecho. Según la ley deuteronómica, toda acusación debe ser sostenida por el testimonio concurrente de dos o tres testigos (Deuteronomio 19:15). En nuestra búsqueda de la verdad, disponemos de un primer testigo externo: la Biblia, un registro inscrito "para que sea para el tiempo venidero como un testigo para siempre" (Isaías 30:8). El segundo testigo debe ser el individuo. Nuestra propia experiencia, al coincidir con el testimonio de las Escrituras, valida la palabra de Dios de manera concluyente para nosotros mismos.

Primer Testimonio: La Experiencia de la Roca Fragmentada

La pregunta que se plantea es si es posible testificar, a partir de la experiencia directa, sobre la verdad de esta identidad entre Dios y la Roca. Las Escrituras afirman: "Te olvidaste de la Roca que te engendró y te olvidaste del Dios que te dio a luz" (Deuteronomio 32:18). ¿Puede un ser humano, engendrado físicamente, ser también engendrado por una Roca?

Puedo afirmar, como testigo, que esta es una verdad literal experimentada en un plano superior de la conciencia. En un estado de meditación silenciosa, sin un pensamiento particular, las cavidades de mi cerebro se volvieron luminosas. Ante mi visión interior apareció una roca de cuarzo. De manera súbita e inesperada, me "posé" sobre ella, cumpliendo la profecía de Lucas 20, y la roca se fragmentó en una infinidad de partículas. Inmediatamente, una fuerza invisible reunió estos fragmentos, moldeándolos en la forma de un ser humano en profunda meditación. Al observar a este ser, majestuoso y resplandeciente como el sol, descubrí que me estaba contemplando a mí mismo. Yo era la Roca que había sido fragmentada.

Todos los seres humanos están destinados a tener esta experiencia. La "Roca" de las Escrituras es nuestro propio ser, nuestra maravillosa imaginación humana. Creer en esta Roca es tener una fe y confianza absolutas en el poder creativo de nuestros propios actos imaginales, pues no existe otro Dios. El viaje espiritual comienza en el estado de Abraham —la fe para creer lo imposible— y culmina en la "posada de Belén", que simboliza el nacimiento de esta conciencia divina en el individuo.

El Poder Creativo de la Roca: Una Aplicación Práctica

Aunque hemos acordado soñar esta realidad en concierto, manteniendo un pacto colectivo, es posible modificar estados particulares dentro de este sueño compartido. A modo de ejemplo personal, mi hija, tras enfrentar el rechazo en su intento de iniciar una carrera como guionista, recibió la inspiración de una historia sobre un caballo ciego. Escribió el guion de un tirón y, actuando desde su propia iniciativa, lo envió a los estudios Disney. Recientemente, recibió una carta de aceptación de la productora, solicitándole que estableciera su propio precio por la obra.

¿A qué poder recurrió ella? No a una ayuda externa, sino a su propio centro creativo interior: la Roca que nos engendró. Ella confió en el Dios que le dio a luz. Esta Roca es nuestro verdadero ser. Ustedes y yo somos los Elohim, el consejo divino que en el principio acordó soñar este sueño en concierto y luego olvidó su propia identidad. La infamia suprema no es olvidar a Dios, sino disculparse por la fe que se tiene en el único Dios que existe: la propia imaginación humana. Mediante este poder, es posible modificar cualquier aspecto del sueño: desear riqueza en medio de la pobreza o reconocimiento en el anonimato.

Testimonios de la Senda Mística

La experiencia de la Roca es el inicio de una serie de validaciones de la verdad literal de las Escrituras. A continuación, presento otros testimonios personales:

  1. Sobre el Consejo Divino (Salmo 82): He sido llevado en Espíritu al consejo divino, en presencia del "Anciano de Días", que es amor infinito. Allí, al ser preguntado por lo más grande del mundo y responder "el amor", fui abrazado por esta presencia y nos fusionamos en un solo ser.
  2. Sobre la Resurrección (Lucas 20): He experimentado la resurrección de los muertos. No es un evento futuro ni se corresponde con la doctrina eclesiástica. Ocurre dentro del individuo, quien descubre que su verdadera identidad es Jesucristo, el ser que se convirtió en nosotros para que nosotros podamos llegar a ser como él.
  3. Sobre la Paternidad de Dios: He testificado la paternidad de Dios. La identidad divina como Padre solo es revelada por el Hijo, que en el lenguaje bíblico es David. David se presenta ante el individuo y lo llama "Padre", estableciendo una relación más íntima que cualquier vínculo terrenal, una relación preordenada desde antes de la fundación del mundo.
  4. Sobre la Ascensión (Juan 3): He experimentado la ascensión del Hijo del Hombre, que ocurre como el ascenso de una serpiente de fuego. El "templo" del cuerpo se rasga en dos, desde el cráneo hasta la base de la columna, revelando un estanque de luz dorada y líquida. Al fusionarse con esta luz, la conciencia asciende en forma serpentina hacia el cráneo.
  5. Sobre el Descenso del Espíritu (Lucas 3): He sido testigo del descenso del Espíritu Santo, que sella la obra completada. Desciende sobre el individuo en forma corporal como una paloma, cubriéndolo de afecto. Una voz interior revela que, aunque la humanidad emite una "ofensa" que el Espíritu evita, el amor de Dios es tan inmenso que penetra esa barrera para demostrar su amor.

Conclusión: La Verdad Literal de la Escritura

El propósito de estos testimonios es transmitir una verdad fundamental: cada individuo es la Roca de las Escrituras. La Biblia, aunque utiliza un lenguaje figurativo, describe eventos que son literalmente verdaderos en un plano superior de la conciencia. La ascensión como una serpiente, aunque carece de sentido en el plano físico, es una descripción precisa de una experiencia mística real.

Les pido que acepten este testimonio, pues procede de la experiencia directa de la palabra de Dios. Hay un pasaje reconfortante en Juan 5: "El que oye mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna [...] y ha pasado de la muerte a la vida". Aceptar plenamente este testimonio —que la verdad de Dios se valida a través de la experiencia interior— es el medio para efectuar esta transición fundamental.

Ustedes son Mis Testigos
en la que hacía la pregunta: ”¿No os lo he dicho desde el principio y lo he declarado? ¿Hay algún Dios fuera de mí? No hay Dios, no conozco a ninguno” (Is. 44:8). Ahora, la palabra traducida como Dios en la primera es Elohim; la segunda es singular, y