A Bill:
“La imaginación, el mundo real y eterno del cual este Universo Vegetal no es más que una tenue sombra. ¿Qué es la vida del hombre sino arte y ciencia?”
WILLIAM BLAKE, Jerusalén
“La imaginación es más importante que el conocimiento.”
Albert Einstein, Sobre la ciencia
Capítulo uno
¿QUIÉN ES TU IMAGINACIÓN?
No descanso de mi gran tarea
: abrir los Mundos Eternos,
abrir los Ojos inmortales
del Hombre hacia los Mundos del Pensamiento: hacia la Eternidad
que se expande eternamente en el Seno de Dios,
la Imaginación Humana.
Blake, Jerusalén 5:18-20
Ciertas palabras, con el uso prolongado, adquieren connotaciones tan extrañas que casi pierden su significado. Una de ellas es «imaginación». Esta palabra está hecha para abarcar todo tipo de ideas, algunas directamente opuestas entre sí. Fantasía, pensamiento, alucinación, sospecha: de hecho, tan amplio es su uso y tan variados sus significados, que la palabra «imaginación» carece de estatus ni significado fijo.
Por ejemplo, le pedimos a un hombre que «use su imaginación», dando a entender que su perspectiva actual es demasiado limitada y, por lo tanto, no está a la altura de la tarea. Acto seguido, le decimos que sus ideas son «pura imaginación», implicando así que son erróneas. Decimos que una persona celosa o desconfiada es «víctima de su propia imaginación», queriendo decir que sus pensamientos son falsos. Un minuto después, le rendimos el mayor elogio describiéndolo como un «hombre de gran imaginación».
Así pues, la palabra imaginación no tiene un significado definido. Ni siquiera el diccionario nos ayuda. Define la imaginación como (1) la capacidad o el acto mental de representar imágenes, el principio constructivo o creativo; (2) una fantasía; (3) una noción o creencia irracional; (4) la planificación, la conspiración o la maquinación que implican una construcción mental.
Identifico la figura central de los Evangelios con la imaginación humana, el poder que hace inevitable el perdón de los pecados, la consecución de nuestros objetivos.
Todas las cosas fueron hechas por medio de él; y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. Juan 1:3
En el mundo solo existe una cosa: la imaginación, y todas nuestras deformaciones de la misma.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto. Isaías 53:3
La imaginación es la puerta de entrada a la realidad.
«El hombre», dijo Blake, «es o bien el arca de Dios o un fantasma de la tierra y del agua». «Naturalmente, no es más que un órgano natural sujeto a los sentidos». «El Cuerpo Eterno del Hombre es la Imaginación: ese es Dios mismo, el Cuerpo Divino. [yod, shin, ayin; de derecha a izquierda]: Jesús: somos sus miembros».
No conozco una definición más grande y verdadera de la imaginación que la de Blake. Mediante la imaginación tenemos el poder de ser lo que deseemos.
Mediante la imaginación, desarmamos y transformamos la violencia del mundo. Nuestras relaciones más íntimas, así como las más cotidianas, se vuelven imaginativas, al despertar al «misterio oculto desde los siglos» [Colosenses 1:26]: que Cristo en nosotros es nuestra imaginación.
Entonces nos damos cuenta de que solo viviendo por la imaginación podemos decir que realmente vivimos.
Quiero que este libro sea la obra más sencilla, clara y franca que pueda hacer, para animaros a funcionar con imaginación, para que abráis vuestros “Ojos Inmortales hacia los Mundos del Pensamiento” [William Blake], donde contempléis cada deseo de vuestro corazón como grano maduro “blanco ya para la siega” [Juan 4:35].
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10
La vida abundante que Cristo nos prometió nos pertenece ahora, pero solo cuando tengamos la percepción de Cristo en nuestra imaginación podremos experimentarla.
El misterio oculto a través de los siglos… Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, Colosenses 1:26,27, es vuestra imaginación.
Éste es el misterio que siempre me esfuerzo por comprender más profundamente y por transmitir a los demás.
La imaginación es nuestra redentora, “el Señor del Cielo” nacido del hombre pero no engendrado por el hombre [El Credo Niceno-Constantinopolitano o Símbolo de la Fe, 325/381 d.C.].
Todo hombre es María y debe dar a luz a Cristo.
Si la historia de la inmaculada concepción y el nacimiento de Cristo parece irracional al hombre, es sólo porque se la malinterpreta como biografía, historia y cosmología, y los modernos exploradores de la imaginación no ayudan llamándola mente inconsciente o subconsciente.
El nacimiento y desarrollo de la imaginación es la transición gradual de un Dios de tradición a un Dios de experiencia. Si el nacimiento de Cristo en el hombre parece lento, es solo porque el hombre se resiste a abandonar el cómodo pero falso anclaje de la tradición.
Cuando la imaginación se descubre como el primer principio de la religión, la piedra del entendimiento literal habrá sentido la vara de Moisés y, como la roca de Sión (Isaías 28:16; Romanos 9:33), brotará el agua del significado psicológico para saciar la sed de la humanidad; y todos los que tomen la copa ofrecida y vivan conforme a esta verdad transformarán el agua del significado psicológico en el vino del perdón. Entonces, como el buen samaritano (Lucas 10:33-35), lo derramarán sobre las heridas de todos.
El Hijo de Dios no se encuentra en la historia, ni en ninguna forma externa. Solo se le puede encontrar como la imaginación de aquel en quien su presencia se manifiesta.
¡Ojalá tu corazón fuera un pesebre para su nacimiento! Dios volvería a ser un niño en la tierra. [Angelus Silesius, poeta del siglo XVII]
El hombre es el jardín donde reposa este Hijo unigénito de Dios. Él despierta a este Hijo elevando su imaginación al cielo y revistiendo a los hombres de una estatura divina. Debemos seguir imaginando algo mejor que lo mejor que conocemos.
El hombre, en el momento de su despertar a la vida imaginativa, debe afrontar la prueba de la filiación.
“Padre, revela a tu Hijo en mí” [James Montgomery]
y «A Dios le plació revelar a su Hijo en mí». Gálatas 1:15,16
La prueba suprema de la filiación divina es el perdón de los pecados. La prueba de que tu imaginación es Cristo Jesús, el Hijo de Dios, es tu capacidad de perdonar los pecados. Pecar significa errar en la vida, no alcanzar el ideal, fracasar en la consecución de la meta. Perdonar significa identificarse con el ideal o la meta en la vida. Esta es la obra de la imaginación despierta, la obra suprema, pues pone a prueba la capacidad del ser humano para comprender y participar de la naturaleza de su opuesto.
Que el débil diga: «Soy fuerte». Joel 3:10
Es razonable pensar que esto es imposible. Solo la imaginación despierta puede acceder a la naturaleza de su opuesto y participar de ella.
Esta concepción de Cristo Jesús como imaginación humana plantea estas preguntas fundamentales: ¿Es la imaginación una fuerza suficiente, no solo para permitirme asumir que soy fuerte, sino también capaz por sí misma de ejecutar la idea?
Supongamos que deseo estar en otro lugar o situación. ¿Podría, imaginándome en ese estado y lugar, lograr su realización física? Supongamos que no pudiera costear el viaje y que mi situación social y económica actual se opone a la idea que quiero realizar. ¿Bastaría la imaginación por sí sola para encarnar estos deseos? ¿Comprende la imaginación la razón? Por razón, me refiero a las deducciones a partir de las observaciones de los sentidos.
¿Reconoce el mundo exterior de los hechos? En la práctica de la vida cotidiana, ¿es la imaginación una guía completa del comportamiento?
Supongamos que soy capaz de actuar con imaginación continua, es decir, supongamos que soy capaz de mantener la sensación de que mi deseo se ha cumplido, ¿se convertirá mi suposición en un hecho?
Y, si se materializa, ¿constataré, tras reflexionar, que mis acciones durante el periodo de gestación han sido razonables? ¿Es mi imaginación lo suficientemente poderosa no solo para imaginar el deseo cumplido, sino también capaz por sí misma de encarnar la idea?
Tras dar por sentado que ya soy lo que quiero ser, ¿debo guiarme continuamente mediante ideas y acciones razonables para lograr que se cumpla mi suposición?
La experiencia me ha convencido de que una suposición, aunque falsa, si se mantiene con constancia, se convertirá en un hecho; que la imaginación continua es suficiente para todo, y que todos mis planes y acciones razonables nunca compensarán mi falta de imaginación continua.
¿Acaso no es cierto que las enseñanzas de los Evangelios solo pueden recibirse en términos de fe y que el Hijo de Dios busca constantemente signos de fe en las personas, es decir, fe en su propia imaginación?
¿No es la promesa?
Creed que recibís, y recibiréis, Marcos 11:24
¿Es lo mismo que “Imagina que eres, y serás”? ¿No era un estado imaginario en el que Moisés “perseveró, como viendo al Invisible” [Hebreos 11:27]?
¿No fue gracias al poder de su propia imaginación que logró sobrevivir?
La verdad depende de la intensidad de la imaginación, no de los hechos externos. Los hechos son el fruto que da testimonio del uso o mal uso de la imaginación.
El hombre se convierte en lo que imagina. Tiene una historia autodeterminada. La imaginación es el camino, la verdad, la vida revelada.
La verdad no se alcanza con la mente lógica. Donde el hombre natural ve un capullo, la imaginación ve una rosa en plena floración.
La verdad no puede ser abarcada por los hechos.
Al despertar a la vida imaginativa, descubrimos que imaginar algo es hacerlo realidad, que un juicio verdadero no tiene por qué ajustarse a la realidad externa a la que se refiere.
El hombre imaginativo no niega la realidad del mundo exterior sensible del Devenir, pero sabe que es el mundo interior de la Imaginación continua la fuerza que da forma a dicho mundo exterior sensible del Devenir. Percibe el mundo exterior y todos sus acontecimientos como proyecciones del mundo interior de la Imaginación.
Para él, todo es una manifestación de la actividad mental que se desarrolla en la imaginación del hombre, sin que el hombre sensible y racional sea consciente de ello.
Pero comprende que todo hombre debe tomar conciencia de esta actividad interna y ver la relación entre el mundo causal interno de la imaginación y el mundo externo sensible de los efectos.
Es maravilloso descubrir que uno puede imaginarse a sí mismo en el estado de su deseo cumplido y escapar de las cárceles que construyó la ignorancia.
El hombre real es una imaginación magnífica.
Es ese yo el que debe despertar.
Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará. Efesios 5:14
En el momento en que el hombre descubre que su imaginación es Cristo, realiza actos que, en este nivel, solo pueden calificarse de milagrosos. Pero hasta que el hombre no tenga la sensación de que Cristo es su imaginación,
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”, Juan 15:16,
Lo verá todo con pura objetividad, sin ninguna relación subjetiva.
Sin darse cuenta de que todo lo que encuentra forma parte de sí mismo, se rebela ante la idea de que él ha elegido las condiciones de su vida, que estas están relacionadas por afinidad con su propia actividad mental.
El hombre debe llegar a creer firmemente que la realidad reside en su interior y no en el exterior.
Aunque otros tengan cuerpos y una vida propia, su realidad está arraigada en ti, termina en ti, como la tuya termina en Dios.
Capítulo dos
INSTRUCCIONES SELLADAS
El primer poder que nos recibe en el umbral del dominio del alma es el poder de la imaginación.
Dr. Franz Hartmann
Tomé conciencia por primera vez del poder, la naturaleza y la función redentora de la imaginación a través de las enseñanzas de mi amigo Abdullah; y a través de experiencias posteriores, aprendí que Jesús era un símbolo de la llegada de la imaginación al hombre, que la prueba de su nacimiento en el hombre era la capacidad del individuo para perdonar el pecado; es decir, su capacidad para identificarse a sí mismo o a otro con su propósito en la vida.
Sin la identificación del hombre con su fin, el perdón de los pecados es imposible, y solo el Hijo de Dios puede perdonar los pecados.
Por lo tanto, la capacidad del hombre para identificarse con su propósito, aunque la razón y sus sentidos lo nieguen, es prueba del nacimiento de Cristo en él.
Aceptar pasivamente las apariencias y doblegarse ante la evidencia de los hechos es confesar que Cristo aún no ha nacido en ti.
Aunque esta enseñanza me impactó y repelió al principio —pues yo era un cristiano convencido y devoto, y entonces desconocía que el cristianismo no se hereda por mera casualidad de nacimiento, sino que debe adoptarse conscientemente como forma de vida—, más tarde, a través de visiones, revelaciones místicas y experiencias prácticas, se fue introduciendo en mi comprensión y encontró una interpretación más profunda. Pero debo confesar que es un momento difícil cuando se tambalean aquellas cosas que siempre se han dado por sentadas.
¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra; todo será derribado. Marcos 13:2
No quedará ni una sola piedra de comprensión literal después de beber el agua del significado psicológico.
Todo lo construido por la religión natural se arroja a las llamas del fuego mental. Sin embargo, ¿qué mejor manera de comprender a Cristo Jesús que identificar al personaje central de los Evangelios con la imaginación humana, sabiendo que, cada vez que ejercitas tu imaginación con amor en favor de otro, estás literalmente mediando entre Dios y el hombre, alimentando y vistiendo a Cristo Jesús, y que, cada vez que imaginas el mal contra otro, estás literalmente golpeando y crucificando a Cristo Jesús?
Toda imaginación del hombre es la copa de agua fría o la esponja de vinagre para los labios resecos de Cristo.
Que ninguno de ustedes piense mal en su corazón contra su prójimo, advirtió el profeta Zacarías [8:17].
Cuando el hombre siga este consejo, despertará del letargo impuesto de Adán a la plena conciencia del Hijo de Dios. Él está en el mundo, y el mundo fue hecho por Él, y el mundo no lo conoce [Aprox. Juan 1:10]: Imaginación humana.
Muchas veces me he preguntado: “Si mi imaginación es Cristo Jesús y todas las cosas son posibles para Cristo Jesús, ¿serán todas las cosas posibles para mí?”
A través de la experiencia, he llegado a saber que, cuando me identifico con mi objetivo en la vida, entonces Cristo está despierto en mí.
Cristo es suficiente para todo. [“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”, Colosenses 2:9,10; “Mi gracia te basta”, 2 Corintios 12:9]
Yo entrego mi vida para volverla a tomar; nadie me la quita, sino que yo la entrego voluntariamente. Juan 10:17,18
¡Qué consuelo es saber que todo lo que experimento es el resultado de mi propio conjunto de creencias; que soy el centro de mi propia red de circunstancias y que, a medida que yo cambio, también debe hacerlo mi mundo exterior!
El mundo presenta diferentes apariencias según difieran nuestros estados de conciencia.
Lo que vemos cuando estamos identificados con un estado no puede verse cuando ya no estamos fusionados con él.
Por estado se entiende todo aquello que el hombre cree y consiente como verdadero.
Ninguna idea presentada a la mente puede realizarse a menos que la mente la acepte.
Depende de la aceptación, del estado con el que nos identificamos, de cómo se presentan las cosas. En la fusión de la imaginación y los estados reside la configuración de la percepción del mundo. El mundo es una revelación de los estados con los que se fusiona la imaginación. Es el estado desde el que pensamos lo que determina el mundo objetivo en el que vivimos. El rico, el pobre, el hombre bueno, el ladrón son lo que son en virtud de los estados desde los que ven el mundo. De la distinción entre estos estados depende la distinción entre los mundos de estos hombres. Individualmente, este mismo mundo es tan diferente. No son las acciones y el comportamiento del hombre bueno los que deben compararse, sino su punto de vista.
Las reformas externas son inútiles si no se cambia el estado interior.
El éxito no se logra imitando las acciones externas de los exitosos, sino mediante acciones internas correctas y diálogo interno.
Si nos separamos de un estado, y podemos hacerlo en cualquier momento, las condiciones y circunstancias que dieron origen a esa unión desaparecen.
Fue en otoño de 1933, en la ciudad de Nueva York, cuando me acerqué a Abdullah con un problema. Me hizo una pregunta sencilla: "¿Qué quieres?".
Le dije que me gustaría pasar el invierno en Barbados, pero que estaba sin blanca. Literalmente, no tenía ni un céntimo.
“Si logras imaginarte en Barbados”, dijo, “pensando y viendo el mundo desde ese estado de conciencia en lugar de pensar en Barbados, pasarás allí el invierno”.
No debes preocuparte por los medios para llegar allí, pues el estado de conciencia de ya estar en Barbados, si lo ocupa tu imaginación, ideará los medios más adecuados para realizarse.
El hombre vive comprometiéndose con estados invisibles, fusionando su imaginación con aquello que sabe que es distinto de sí mismo, y en esta unión experimenta los resultados de dicha fusión. Nadie puede perder lo que tiene, salvo por el desapego del estado donde las cosas experimentadas tienen su vida natural.
“Debes imaginarte en el estado de tu deseo cumplido”, me dijo Abdullah, “y quedarte dormido viendo el mundo desde Barbados”.
El mundo que describimos a partir de la observación debe ser como lo describimos en relación con nosotros mismos.
Nuestra imaginación nos conecta con el estado deseado.
Pero debemos usar la imaginación con maestría, no como un espectador que piensa en el final, sino como un participante que piensa desde el final.
Debemos estar realmente allí en la imaginación.
Si hacemos esto, nuestra experiencia subjetiva se realizará objetivamente.
“Esto no es una mera fantasía”, dijo, “sino una verdad que puedes comprobar con la experiencia”.
Su invitación a entrar en el deseo cumplido era el secreto de pensar desde el fin. Todo estado ya existe como «mera posibilidad» mientras se piensa en él, pero se vuelve abrumadoramente real cuando se piensa desde él. Pensar desde el fin es el camino de Cristo.
Comencé allí mismo, fijando mis pensamientos más allá de los límites de los sentidos, más allá de ese aspecto al que mi estado actual daba ser, hacia la sensación de estar ya en Barbados y ver el mundo desde ese punto de vista.
Hizo hincapié en la importancia del estado desde el cual el hombre percibe el mundo al quedarse dormido. Todos los profetas afirman que la voz de Dios se escucha principalmente en sueños.
En un sueño, en una visión nocturna, cuando el sueño profundo cae sobre los hombres, mientras duermen en la cama; entonces él abre los oídos de los hombres y sella su instrucción. Job 33:15,16
Esa noche, y durante varias noches más, me dormí creyendo que estaba en casa de mi padre en Barbados. Al cabo de un mes, recibí una carta de mi hermano en la que me decía que deseaba mucho que la familia estuviera junta en Navidad y me pedía que usara el billete de barco que le adjuntaba para Barbados. Zarpé dos días después de recibir la carta de mi hermano y pasé un invierno maravilloso en Barbados.
Esta experiencia me ha convencido de que el hombre puede ser todo lo que quiera si hace de la concepción algo habitual y piensa desde el final.
También me ha demostrado que ya no puedo excusarme echando la culpa al mundo de las cosas externas, que mi bien y mi mal no dependen sino de mí mismo, que las cosas se presentan según el estado desde el que veo el mundo.
El ser humano, libre de elegir, actúa a partir de concepciones que escoge libremente, aunque no siempre con sabiduría. Todos los estados imaginables aguardan nuestra elección y vivencia, pero ninguna racionalización, por sí sola, nos proporcionará el estado de conciencia que es lo único valioso.
La imagen imaginativa es lo único que debemos buscar.
La finalidad última de la imaginación es crear en nosotros “el espíritu de Jesús”, que es el perdón continuo del pecado, la identificación continua del hombre con su ideal.
Solo identificándonos con nuestro objetivo podemos perdonarnos por haberlo errado. Todo lo demás es esfuerzo en vano. En este camino, sea cual sea el lugar o estado al que dirigimos nuestra imaginación, a ese lugar o estado gravitaremos también físicamente.
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si no fuera así, os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis. Juan 14:2-3
Al dormir en la casa de mi padre en mi imaginación como si durmiera allí de verdad, fusioné mi imaginación con ese estado y me vi obligado a experimentar también ese estado en carne y hueso.
Tan vívido era para mí este estado, que cualquier persona sensible habría podido verme en casa de mi padre si hubiera entrado en la habitación donde, en mi imaginación, dormía. Un hombre puede ser visto donde está en su imaginación, pues un hombre debe estar donde está su imaginación, ya que su imaginación es él mismo. Esto lo sé por experiencia, pues he sido visto por algunas personas a quienes deseaba ver, estando físicamente a cientos de kilómetros de distancia.
Yo, mediante la intensidad de mi imaginación y mis sentimientos, imaginando y sintiéndome en Barbados en lugar de simplemente pensar en Barbados, había cruzado el vasto Atlántico para influir en mi hermano y lograr que deseara mi presencia para completar el círculo familiar en Navidad.
Pensar desde el final, desde la sensación de haber visto mi deseo cumplido, fue la fuente de todo lo que sucedió como causa externa, como el impulso de mi hermano de enviarme un billete de barco de vapor; y también fue la causa de todo lo que apareció como resultado.
En Ideas del bien y del mal, W.B. Yeats, tras describir algunas experiencias similares a la mía, escribe:
Si todos los que han descrito sucesos como este no han soñado, deberíamos reescribir nuestra historia, pues todos los hombres, ciertamente todos los hombres imaginativos, deben estar constantemente lanzando encantamientos, glamour e ilusiones; y todos los hombres, especialmente los tranquilos que carecen de una poderosa vida egoísta, deben estar continuamente sometidos a su poder.
La imaginación decidida, pensar desde el final, es el principio de todos los milagros.
Quisiera infundirles una inmensa fe en los milagros, pero un milagro es solo el nombre que dan a las obras de la imaginación aquellos que desconocen el poder y la función de la imaginación.
Imaginarse experimentando la sensación del deseo cumplido es el medio para acceder a un nuevo estado. Esto confiere a dicho estado la cualidad de ser.
Hermes nos dice:
Lo que es, está manifestado; lo que ha sido o será, no está manifestado, pero no está muerto; pues el Alma, la actividad eterna de Dios, anima todas las cosas.
El futuro debe convertirse en presente en la imaginación de aquel que, con sabiduría y consciencia, crea las circunstancias.
Debemos transformar la visión en Ser, el pensar en pensar desde. La imaginación debe centrarse en algún estado y contemplar el mundo desde ese estado. Pensar desde el fin es una percepción intensa del mundo del deseo satisfecho.
Pensar desde el estado deseado es vivir creativamente.
Ignorar esta capacidad de pensar desde el final es una forma de esclavitud.
Es la raíz de todas las ataduras que aprisionan al ser humano. Someterse pasivamente a las evidencias de los sentidos subestima las capacidades del Ser Interior.
Una vez que el hombre acepta pensar desde el fin como un principio creativo en el que puede cooperar, entonces se redime del absurdo de intentar alguna vez alcanzar su objetivo simplemente pensando en él.
Construye todos los extremos según el patrón del deseo satisfecho.
La vida entera no es más que la satisfacción del hambre, y los infinitos estados de conciencia desde los que un hombre puede ver el mundo son simplemente un medio para satisfacer esa hambre.
El principio sobre el que se organiza cada estado es alguna forma de ansia por elevar la pasión por la autogratificación a niveles de experiencia cada vez más elevados.
El deseo es el motor principal de la mente. Es algo bendito. Es un anhelo legítimo y natural que encuentra su satisfacción legítima y natural en un estado de conciencia.
Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome hacia lo que está delante, prosigo a la meta. Filipenses 3:13-14
Es necesario tener un propósito en la vida. Sin él, vamos a la deriva. «¿Qué quieres de mí?» [¿Qué quieres que haga por ti? Lucas 18:41] es la pregunta implícita que más se repite entre el protagonista de los Evangelios. Al definir tu propósito, debes desearlo.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Salmo 42:1
Es la falta de esta dirección apasionada hacia la vida lo que hace que el hombre fracase en sus logros.
El tender un puente entre el deseo —pensar en— y la satisfacción —pensar desde— es de vital importancia.
Debemos pasar mentalmente de pensar en el final a pensar desde el final.
Esto, la razón jamás podría hacerlo. Por su naturaleza, se limita a la evidencia de los sentidos; pero la imaginación, al no tener tal limitación, sí puede.
El deseo existe para ser satisfecho mediante la actividad de la imaginación.
Mediante la imaginación, el hombre escapa a las limitaciones de los sentidos y a las ataduras de la razón.
Nada puede detener al hombre que piensa desde el final. Nada puede pararlo. Crea los medios y, superando las limitaciones, asciende a moradas del Señor cada vez mayores.
No importa lo que haya sido ni lo que sea. Lo único que importa es "¿qué quiere?".
Sabe que el mundo es una manifestación de la actividad mental que se desarrolla en su interior, por lo que se esfuerza por determinar y controlar los fines desde los que piensa.
En su imaginación habita el fin, confiado en que también habitará allí en carne y hueso.
Deposita toda su confianza en la sensación del deseo cumplido y vive comprometiéndose con ese estado, pues el arte de la fortuna consiste en tentarlo a hacerlo.
Como el hombre en el estanque de Betesda, está preparado para el movimiento de las aguas de la imaginación.
Sabiendo que todo deseo es grano maduro para aquel que sabe pensar desde el final, es indiferente a la mera probabilidad razonable y confía en que, mediante la imaginación continua, sus suposiciones se convertirán en hechos.
Pero ¿cómo persuadir a los hombres de todo el mundo de que pensar desde el final es la única forma de vivir, cómo fomentarlo en cada actividad humana, cómo revelarlo como la plenitud de la vida y no como la compensación de los decepcionados?: ese es el problema.
La vida es algo que se puede controlar.
Puedes experimentar lo que desees una vez que te des cuenta de que eres Su Hijo, y que eres lo que eres en virtud del estado de conciencia desde el cual piensas y ves el mundo .
Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Lucas 15:31
Capítulo tres
AUTOPISTAS DEL MUNDO INTERIOR
Y los niños luchaban dentro de ella… y el Señor le dijo: Dos naciones hay en tu vientre, y dos pueblos se separarán desde tus entrañas; y un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor. Génesis 25:22,23
La dualidad es una condición inherente a la vida. Todo lo que existe es doble. El ser humano es un ser dual con principios contrarios arraigados en su naturaleza. Estos principios luchan en su interior y dan lugar a actitudes antagónicas ante la vida. Este conflicto es la empresa eterna, la guerra en el cielo, la lucha sin fin del hombre interior, el de la imaginación, por imponer su supremacía sobre el hombre exterior, el de los sentidos.
Los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. Mateo 19:30
Él es quien viene después de mí y es superior a mí. Juan 1:27
El segundo hombre es el Señor del cielo. 1 Corintios 15:47
El hombre comienza a despertar a la vida imaginativa en el momento en que siente la presencia de otro ser en sí mismo.
En vuestros miembros yacen dos naciones, razas rivales desde su nacimiento; una obtendrá el dominio, la más joven reinará sobre la mayor.
Todo ser humano posee dos centros de pensamiento o perspectivas del mundo bien diferenciadas. La Biblia habla de estas dos perspectivas como natural y espiritual.
El hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son locura; ni las puede entender, porque se disciernen espiritualmente. 1 Corintios 2:14
El cuerpo interior del hombre es tan real en el mundo de la experiencia subjetiva como su cuerpo físico exterior lo es en el mundo de las realidades externas, pero el cuerpo interior expresa una parte más fundamental de la realidad.
Este cuerpo interior existente del hombre debe ser ejercitado y dirigido conscientemente.
El mundo interior del pensamiento y del sentimiento al que está en sintonía el cuerpo interior tiene su estructura real y existe en su propio espacio superior.
Existen dos tipos de movimiento: uno que se rige por el cuerpo interno y otro por el cuerpo externo. El movimiento interno es causal, mientras que el externo está sujeto a la compulsión. El movimiento interno determina el externo, al cual se une, imprimiéndole un movimiento similar a las acciones del cuerpo interno. El movimiento interno es la fuerza que impulsa todos los acontecimientos. El movimiento externo está sujeto a la compulsión que le aplica el movimiento del cuerpo interno.
Siempre que las acciones del cuerpo interior coincidan con las acciones que el exterior debe realizar para apaciguar el deseo, ese deseo se realizará.
Crea mentalmente una escena que sugiera que tu deseo se ha cumplido y que implique movimiento personal. Inmoviliza tu cuerpo. Actúa como si fueras a echarte una siesta e inicia la acción predeterminada en tu imaginación.
Una representación vívida de la acción es el comienzo de la misma. Luego, mientras te duermes, imagínate conscientemente dentro de la escena. La duración del sueño no importa; una siesta breve es suficiente, pero llevar la acción al sueño intensifica la fantasía, convirtiéndola en realidad.
Al principio, tus pensamientos pueden ser como ovejas descarriadas sin pastor. No te desesperes. Si tu atención se dispersa setenta veces siete, tráela de vuelta setenta veces siete a su rumbo predeterminado hasta que, por puro agotamiento, siga el camino marcado. El viaje interior jamás debe carecer de dirección. Cuando emprendes el camino interior, es para hacer lo que mentalmente hiciste antes de comenzar. Vas por la recompensa que ya has visto y aceptado.
En El camino a Xanadú, el profesor John Livingston Lowes dice:
Pero desde hace tiempo he tenido la sensación, que este estudio ha convertido en convicción, de que la fantasía y la imaginación no son dos facultades distintas, sino una sola. La distinción válida entre ellas reside, no en los materiales con los que operan, sino en el grado de intensidad de la facultad operativa misma. Trabajando con alta tensión, la energía imaginativa asimila y transmuta; con baja intensidad, la misma energía agrega y une aquellas imágenes que, en su máxima expresión, se funden indisolublemente en una sola.
La fantasía se reúne, la imaginación se fusiona.
He aquí una aplicación práctica de esta teoría. Hace un año, una joven ciega que vivía en San Francisco se enfrentó a un problema de transporte. Un cambio en las rutas de los autobuses la obligó a hacer tres transbordos entre su casa y su oficina. Esto alargó su trayecto de quince minutos a dos horas y quince minutos. Reflexionó seriamente sobre el problema y decidió que un coche era la solución. Sabía que no podía conducir, pero sentía que podía ser llevada en coche. Poniendo a prueba esta teoría de que «cuando las acciones del ser interior se corresponden con las acciones que el ser exterior, el físico, debe realizar para satisfacer un deseo, este se cumplirá», se dijo a sí misma: «Me sentaré aquí e imaginaré que me llevan en coche a mi oficina».
Sentada en su sala, comenzó a imaginarse en el interior de un coche. Sintió el ritmo del motor. Imaginó que olía a gasolina, sintió el movimiento del coche, tocó la manga del conductor y sintió que era un hombre. Sintió que el coche se detenía y, volviéndose hacia su acompañante, dijo: «Muchas gracias, señor».
A lo que él respondió: “El placer es todo mío”.
Luego salió del auto y escuchó que la puerta se cerraba de golpe cuando la cerró.
Me contó que centraba su imaginación en estar en un coche y, aunque ciega, veía la ciudad desde su viaje imaginario. No pensaba en el viaje. Pensaba desde el viaje y todo lo que implicaba. Este viaje intencional, controlado y subjetivamente dirigido, despertó su imaginación al máximo. Mantenía su propósito siempre presente, consciente de la cohesión que existía en el movimiento interior intencional. En estos viajes mentales debe mantenerse una continuidad emocional: la emoción del deseo cumplido. La expectativa y el deseo se unieron tan intensamente que pasaron de un estado mental a un acto físico.
El yo interior avanza mejor por el camino predeterminado cuando las emociones colaboran. El yo interior debe estar motivado, y lo mejor es pensar en grandes hazañas y en el beneficio personal. Debemos disfrutar de nuestras acciones.
Durante dos días consecutivos, la niña ciega dio su paseo imaginario, dándole toda la alegría y la viveza sensorial de la realidad. Unas horas después de su segundo paseo imaginario, un amigo le contó una historia del periódico vespertino. Era la historia de un hombre interesado en los ciegos. La niña ciega lo llamó por teléfono y le contó su problema. Al día siguiente, de camino a casa, se detuvo en un bar y, estando allí, sintió el impulso de contarle la historia de la niña ciega a su amigo, el dueño. Un completo desconocido, al escuchar la historia, se ofreció a llevar a la niña ciega a casa todos los días. El hombre que la contó le dijo: «Si la llevas a casa, yo la llevo al trabajo».
Esto sucedió hace más de un año, y desde entonces, esta chica ciega ha sido llevada y traída de su oficina por estos dos caballeros. Ahora, en lugar de pasar dos horas y quince minutos en tres autobuses, llega a su oficina en menos de quince minutos. Y en ese primer viaje, se dirigió a su buen samaritano y le dijo: «Muchas gracias, señor». Y él respondió: «El placer es mío».
Así, los objetos de su imaginación eran para ella realidades de las cuales la manifestación física era sólo el testigo.
El principio rector que la animaba era el viaje imaginativo. Su triunfo solo podía sorprender a quienes desconocían ese viaje interior. Desde esa perspectiva imaginativa, contemplaba el mundo con tal claridad que cada aspecto de la ciudad adquiría identidad propia.
Estos movimientos internos no sólo producen movimientos externos correspondientes: ésta es la ley que opera debajo de todas las apariencias físicas.
Quien practique estos ejercicios de bilocación desarrollará poderes inusuales de concentración y quietud y alcanzará inevitablemente la conciencia despierta en el mundo interior y dimensionalmente más grande.
Realizándose fuertemente, cumplió su deseo, pues, mirando la ciudad desde el sentimiento de su deseo cumplido, correspondió al estado deseado y se concedió aquello que los hombres dormidos piden a Dios.
Para que tu deseo se haga realidad, debe comenzar una acción en tu imaginación, al margen de la percepción sensorial, que implique un movimiento del ser y la satisfacción de tu anhelo. Siempre que sea la acción que el ser exterior realiza para satisfacer ese deseo, este se cumplirá.
El movimiento de cada objeto visible no es causado por cosas externas al cuerpo, sino por cosas dentro de él, que operan desde adentro hacia afuera.
El viaje reside en tu interior. Recorres los caminos del mundo interior. Sin movimiento interno, es imposible lograr nada. La acción interior es sensación introvertida. Si construyes mentalmente un drama que implique que has alcanzado tu objetivo, cierra los ojos y deja que tus pensamientos se dirijan hacia adentro, centrando tu imaginación en la acción predeterminada y llevándola a cabo, te convertirás en un ser autodeterminado.
La acción interior ordena todas las cosas según su naturaleza.
Pruébelo y vea si un ideal deseable una vez formulado es posible, pues sólo mediante este proceso de experimentación puede usted realizar sus potencialidades.
Así es como se materializa este principio creativo. Así pues, la clave para una vida con propósito reside en centrar la imaginación en la acción y la sensación del deseo cumplido, con tal consciencia y sensibilidad que inicies y experimentes el movimiento en tu mundo interior.
Las ideas solo actúan si se sienten, si despiertan un movimiento interior. El movimiento interior está condicionado por la automotivación, el exterior por la compulsión.
Todo aquello que pise la planta de vuestro pie, yo os lo daré. Josué 1:3
Y recuerda: «El Señor tu Dios está poderoso en medio de ti». Sofonías 3:17
Capítulo cuatro
LAS TIJERAS DE PODA DE LA REVISIÓN
El segundo hombre es el Señor del cielo. 1 Corintios 15:47
Nunca dirá orugas. Dirá: «Hay un montón de mariposas, como debe ser, en nuestras coles, Pure».
Él no dirá: “Es invierno”.
Él dirá: “El verano está durmiendo”.
«Y no hay brote lo suficientemente pequeño ni de color suficientemente triste como para que Kester no lo llame el comienzo del golpe». Mary Webb, Precious Bane
El primer acto de corrección o cura es siempre "revisar". Hay que empezar por uno mismo. Es la actitud la que debe cambiarse.
“Lo que somos, solo nosotros podemos verlo.” Emerson
Es un ejercicio muy sano y productivo revivir diariamente el día tal como desearías haberlo vivido, revisando las escenas para adecuarlas a tus ideales.
Por ejemplo, supongamos que el correo de hoy trajo noticias decepcionantes. Revise la carta. Reescríbela mentalmente y ajústela a la noticia que desearía haber recibido. Luego, en su imaginación, lea la carta revisada una y otra vez. Esta es la esencia de la revisión, y la revisión resulta en la revocación.
El único requisito es despertar tu atención de tal manera y con tal intensidad que te absorba por completo en la acción revisada. Experimentarás una expansión y refinamiento de los sentidos mediante este ejercicio imaginativo y, finalmente, alcanzarás la visión.
Pero recuerda siempre que el propósito último de este ejercicio es crear en ti “el Espíritu de Jesús”, que es el perdón continuo del pecado.
La revisión es de máxima importancia cuando el motivo es cambiarse a uno mismo, cuando hay un deseo sincero de ser algo diferente, cuando el anhelo es despertar el espíritu activo ideal del perdón.
Sin imaginación, el hombre sigue siendo un ser de pecado.
El ser humano puede avanzar hacia la imaginación o permanecer prisionero de sus sentidos. Avanzar hacia la imaginación es perdonar. El perdón es la esencia de la imaginación. El arte de vivir es el arte de perdonar.
El perdón es, de hecho, experimentar en la imaginación la versión revisada del día, experimentar en la imaginación lo que desearías haber experimentado en la carne.
Cada vez que uno perdona realmente, es decir, cada vez que uno revive el acontecimiento tal como debería haber sido vivido, uno nace de nuevo.
«Padre, perdónalos» no es la súplica que se presenta una vez al año, sino la oportunidad que se presenta a diario. Perdonar es una posibilidad cotidiana y, si se practica con sinceridad, elevará al hombre a niveles cada vez más elevados. Experimentará una Pascua diaria, y la Pascua es la idea de resurgir transformado.
Y eso debería ser un proceso casi continuo.
La libertad y el perdón están indisolublemente unidos.
No perdonar es estar en guerra con nosotros mismos, pues somos liberados según nuestra capacidad de perdonar.
Perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37
Perdona, no sólo por sentido del deber o del servicio; perdona porque quieres hacerlo.
Tus caminos son caminos deleitosos, y todas tus veredas son paz. Proverbios 3:17
Debes disfrutar de la revisión. Puedes perdonar eficazmente a los demás solo cuando tienes un deseo sincero de identificarlos con su ideal. El deber no tiene impulso.
Perdonar es cuestión de retirar deliberadamente la atención del día no revisado y dedicarla con toda su fuerza y alegría al día revisado. Si una persona comienza a revisar, aunque sea un poco, las aflicciones y problemas del día, entonces comienza a trabajar en sí misma. Cada revisión es una victoria sobre sí misma y, por lo tanto, una victoria sobre su enemigo.
Los enemigos de un hombre son los de su propia casa, Mateo 10:36,
y su hogar refleja su estado mental. Cambia su futuro al repasar su día.
Cuando un hombre practica el arte del perdón, de la revisión, por muy real que sea la escena que contempla, la revisa con su imaginación y contempla una nunca antes vista. La magnitud del cambio que cualquier acto de revisión implica hace que dicho cambio parezca totalmente improbable para el realista, el hombre sin imaginación; pero los cambios radicales en la suerte del hijo pródigo [Lucas 15:11-32] se produjeron por un cambio de actitud.
La batalla que el hombre libra se libra en su propia imaginación. Quien no revisa el día ha perdido la visión de esa vida, a cuya semejanza es la verdadera labor del «Espíritu de Jesús» transformarla.
Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley. Mateo 7:12
Así fue como una amiga artista se perdonó a sí misma y se liberó del dolor, el enfado y la hostilidad. Sabiendo que solo el olvido y el perdón nos conducirían a nuevos valores, se refugió en su imaginación y escapó de la prisión de sus sentidos. Ella escribe: «El jueves di clase todo el día en la escuela de arte. Solo un pequeño incidente empañó la jornada. Al entrar en mi aula de la tarde, descubrí que el conserje había dejado todas las sillas sobre las mesas después de limpiar el suelo. Al bajar una silla, se me resbaló de las manos y me golpeó con fuerza en el empeine del pie derecho. Inmediatamente examiné mis pensamientos y me di cuenta de que había criticado al hombre por no hacer bien su trabajo. Como había perdido a su ayudante, comprendí que probablemente sentía que había hecho más que suficiente y que había sido un regalo inesperado el que rebotó y me golpeó en el pie. Al mirar mi pie, vi que tanto mi piel como mis medias estaban intactas, así que lo olvidé por completo».
Esa noche, después de haber estado trabajando intensamente durante unas tres horas en un dibujo, decidí prepararme un café. Para mi asombro, no podía mover el pie derecho en absoluto y sentía un dolor punzante e intenso. Salté hasta una silla y me quité la zapatilla para examinarlo. Todo el pie estaba de un extraño color rosa púrpura, hinchado, deformado y ardiendo. Intenté caminar y noté que simplemente se movía sin control. No tenía ningún control sobre él. Parecía una de dos cosas: o me había fracturado un hueso al caerme de la silla, o tenía algo dislocado.
No tiene sentido especular sobre qué es. Mejor deshazte de él ahora mismo.
Así que me quedé en silencio, lista para fundirme en la luz. Para mi total desconcierto, mi imaginación se negó a cooperar. Simplemente dijo "No".
Este tipo de cosas me pasan a menudo cuando pinto. Simplemente empecé a preguntarme: "¿Por qué no?".
Simplemente seguía diciendo "No".
Finalmente, me di por vencido y dije: 'Sabes que me duele. Estoy haciendo todo lo posible por no tener miedo, pero tú eres el jefe. ¿Qué quieres hacer?'
La respuesta: 'Acuéstate y repasa los acontecimientos del día.'
Así que le dije: "Está bien. Pero déjame decirte que si mi pie no está perfecto mañana por la mañana, solo tú tendrás la culpa".
Después de acomodar las sábanas para que no tocaran mi pie, comencé a repasar el día. Me costaba dejar de pensar en mi pie. Repasé todo el día y no encontré nada que agregar al incidente de la silla. Pero al anochecer, me encontré cara a cara con un hombre que, durante el último año, se había empeñado en no hablar. La primera vez que sucedió, pensé que se había quedado sordo. Lo conocía desde la escuela, pero nunca habíamos hecho más que saludarnos y comentar el clima. Amigos comunes me aseguraron que no había hecho nada malo, que él había dicho que nunca le había caído bien y que finalmente decidió que no valía la pena hablar. Yo solo le había dicho «¡Hola!».
No había contestado. Me di cuenta de que pensé: «Pobrecito, en qué estado tan horrible. Haré algo al respecto».
Así que, en mi imaginación, me detuve ahí mismo y recreé la escena. Dije "¡Hola!". Él respondió "¡Hola!" y sonrió. Ahora pensé: "El bueno de Ed".
Repasé la escena un par de veces y pasé al siguiente incidente y terminé el día.
“¿Y ahora qué? ¿Me opero el pie o voy al concierto?”
Había estado derritiéndome y envolviendo un maravilloso regalo de ánimo y éxito para una amiga que debutaría al día siguiente, y tenía muchas ganas de dárselo esta noche. Mi imaginación sonaba un poco solemne al decir: «Hagamos el concierto. Será más divertido».
—Pero primero, ¿no podríamos quitar mi pie imaginario, que está perfectamente bien, de este físico antes de empezar? —supliqué—. ¡Por supuesto!
“Una vez hecho esto, disfruté muchísimo del concierto y mi amigo recibió una tremenda ovación.
Para entonces ya tenía muchísimo sueño y me quedé dormido haciendo mi proyecto. A la mañana siguiente, mientras me ponía la pantufla, de repente me vino a la mente la imagen de sacar de ella un pie hinchado y descolorido. Saqué el pie y lo miré. Estaba perfectamente normal en todos los sentidos. Había una pequeña mancha rosada en el empeine, donde recordaba que me había golpeado con la silla.
«¡Qué sueño tan vívido!», pensé mientras me vestía. Mientras esperaba mi café, me acerqué a mi mesa de dibujo y vi que todos mis pinceles estaban tirados desordenadamente y sin lavar. «¿Qué te llevó a dejar tus pinceles así?», pensé.
¿No te acuerdas? Fue por tu pie.
Así que no había sido un sueño después de todo, sino una hermosa curación”.
Había conseguido mediante el arte de la revisión lo que nunca habría conseguido por la fuerza.
En el cielo, el único arte de vivir es olvidar y perdonar. Especialmente a las mujeres. – Blake
Deberíamos tomar nuestra vida, no como parece ser, sino desde la visión de este artista, desde la visión del mundo hecho perfecto que está enterrada bajo todas las mentes, enterrada y esperando que revisemos el día.
Nos hacen creer una mentira cuando vemos con los ojos, no a través de ellos. Blake
Una revisión del día, y lo que ella consideraba tan obstinadamente real ya no lo era para ella y, como un sueño, se había desvanecido silenciosamente.
Puedes revisar el día a tu gusto y al experimentar en la imaginación el discurso y las acciones revisadas no sólo modificar la tendencia de la historia de tu vida sino convertir todas sus discordias en armonías.
Quien descubre el secreto de la revisión no puede hacer otra cosa que dejarse guiar por el amor.
Tu efectividad aumentará con la práctica. La revisión es la manera en que el derecho puede encontrar su poder apropiado.
“No resistáis al mal” [Mateo 5:39], porque todos los conflictos pasionales resultan en un intercambio de características.
Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:17
Para conocer la verdad, debes vivir la verdad, y para vivir la verdad, tus acciones internas deben coincidir con las acciones de tu deseo cumplido.
La expectativa y el deseo deben convertirse en uno.
Tu mundo exterior no es más que un movimiento interior actualizado.
Por ignorancia de la ley de revisión, aquellos que recurren a la guerra son derrotados perpetuamente.
Sólo los conceptos que idealizan representan la verdad.
Tu ideal del hombre es su yo más auténtico. Es porque creo firmemente que lo más profundamente imaginativo es, en realidad, lo más directamente práctico, que te pido que vivas con imaginación, que reflexiones y que te apropies personalmente de este dicho trascendente.
“Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” [Colosenses 1:27]
No culpes; sólo resuelve.
No es el hombre y la tierra en su máxima expresión, sino vosotros, practicando el arte de la revisión, quienes creáis el paraíso.
La evidencia de esta verdad sólo puede residir en tu propia experiencia de ella.
Intenta revisar el día. Es a la podadera de la revisión a la que debemos nuestro fruto principal.
Capítulo cinco
LA MONEDA DEL CIELO
“¿Una firme convicción de que algo es así, lo convierte en realidad?”
Y el profeta respondió: «Todos los poetas creen que sí. Y en épocas de imaginación, esta firme convicción movió montañas; pero muchos no son capaces de una firme convicción de nada».
Blake, El matrimonio del cielo y el infierno
Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Romanos 14:5
LA PERSUASIÓN ES un esfuerzo interior de intensa atención.
Escuchar atentamente como si se oyera es evocar, es activar.
Al escuchar, puedes oír lo que quieres oír y persuadir a quienes están más allá del alcance del oído externo. Dilo internamente, solo en tu imaginación.
Haz que tu conversación interior coincida con tu deseo cumplido. Lo que deseas oír afuera, debes oírlo dentro.
Abraza el exterior en tu interior y conviértete en alguien que sólo escucha aquello que implica el cumplimiento de su deseo, y todos los acontecimientos externos en el mundo se convertirán en un puente que conduce a la realización objetiva de tu deseo.
Tu discurso interior está escrito perpetuamente a tu alrededor en los acontecimientos.
Aprende a relacionar estos acontecimientos con tu diálogo interno y te convertirás en un autodidacta.
Por diálogo interno se entiende aquellas conversaciones mentales que mantienes contigo mismo.
Puede que sean inaudibles cuando estás despierto debido al ruido y las distracciones del mundo exterior del devenir, pero son bastante audibles en la meditación profunda y el sueño.
Pero ya sean audibles o inaudibles, tú eres su autor y formas tu mundo a su semejanza.
Hay un Dios en el cielo [y el cielo está dentro de ti] que revela secretos y hace saber al rey Nabucodonosor lo que sucederá en los últimos días. Tu sueño y las visiones que tuviste en tu cama son estos. Daniel 2:28
El habla interior a partir de las premisas del deseo cumplido es la manera de crear un mundo inteligible para ti mismo.
Observa tu lenguaje interno, pues es la causa de tus acciones futuras. El lenguaje interno revela el estado de conciencia desde el cual ves el mundo.
Haz que tu habla interior coincida con tu deseo cumplido, porque tu habla interior se manifiesta a tu alrededor en los acontecimientos.
Si alguno no ofende con palabras, es hombre perfecto, capaz también de refrenar todo su cuerpo. Mirad, ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y controlamos todo su cuerpo. Mirad también las naves, que, aunque tan grandes, e impulsadas por vientos impetuosos, son gobernadas con un timón muy pequeño por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua, un miembro pequeño, se jacta de grandes cosas. ¡Mirad cuán grande es un asunto que enciende un pequeño fuego! Santiago 3:2-5
Todo el mundo manifestado viene a mostrarnos qué uso hemos hecho de la Palabra – Habla Interna.
Una observación acrítica de nuestro diálogo interior nos revelará las ideas desde las que vemos el mundo.
El diálogo interno refleja nuestra imaginación, y nuestra imaginación refleja el estado con el que se fusiona. Si el estado con el que nos fusionamos es la causa del fenómeno de nuestra vida, entonces nos liberamos de la carga de preguntarnos qué hacer, pues no tenemos otra alternativa que identificarnos con nuestro objetivo, y dado que el estado con el que nos identificamos se refleja en nuestro diálogo interno, entonces, para cambiar el estado con el que nos fusionamos, primero debemos cambiar nuestro diálogo interno.
Son nuestras conversaciones internas las que crean los hechos del mañana.
Despójense de la vieja manera de vivir, del viejo hombre que está corrompido… y renuévense en el espíritu de su mente… revístanse del nuevo hombre, creado en justicia. Efesios 4:22-24
Nuestras mentes, como nuestros estómagos, se abren con el cambio de comida. Quintiliano
Deja de lado el viejo diálogo interno negativo y mecánico, y comienza un nuevo diálogo interno positivo y constructivo, basado en el deseo cumplido. El diálogo interno es el comienzo, la siembra de las semillas de la acción futura. Para determinar la acción, debes iniciar y controlar conscientemente tu diálogo interno.
Construye una oración que implique el cumplimiento de tu objetivo, como «Tengo ingresos cuantiosos, estables y confiables, acordes con la integridad y el beneficio mutuo», o «Estoy felizmente casado», «Soy deseado», «Estoy contribuyendo al bien del mundo», y repite dicha oración una y otra vez hasta que te afecte interiormente. Nuestro lenguaje interno representa de diversas maneras el mundo en el que vivimos.
En el principio era el Verbo. Juan 1:1
Lo que siembres, cosecharás. ¡Mira aquellos campos! El sésamo era sésamo, el maíz era maíz. ¡El Silencio y la Oscuridad lo sabían! Así nace el destino del hombre. La Luz de Asia [Edwin Arnold]
Los extremos se mantienen fieles a los orígenes.
Quienes buscan el amor solo manifiestan su propia falta de amor. Y quienes no aman nunca lo encuentran; solo quienes aman lo encuentran, y nunca tienen que buscarlo. DH Lawrence
El hombre atrae lo que es. El arte de la vida consiste en mantener la sensación del deseo cumplido y dejar que las cosas lleguen, no en perseguirlas ni creer que se escapan.
Observa tu diálogo interno y recuerda tu objetivo.
¿Coinciden?
¿Tu diálogo interno coincide con lo que dirías en voz alta si hubieras logrado tu objetivo?
El habla y las acciones internas del individuo atraen las condiciones de su vida.
A través de la autoobservación acrítica de tu diálogo interno, descubres dónde estás en el mundo interior, y dónde estás en el mundo interior es lo que eres en el mundo exterior.
Te revistes del hombre nuevo cuando tus ideales y tu discurso interior coinciden. Solo así puede nacer el hombre nuevo.
El diálogo interior madura en la oscuridad.
De la oscuridad emerge a la luz. El discurso interior correcto es el que sería tuyo si alcanzaras tu ideal. En otras palabras, es el discurso del deseo cumplido.
“Yo soy ese.” [Éxodo 3:14].
Hay dos dones que Dios ha otorgado solo al hombre, y a ninguna otra criatura mortal. Estos dos son la mente y el habla; y el don de la mente y el habla equivale al de la inmortalidad. Si un hombre usa estos dos dones correctamente, no se diferenciará en nada de los inmortales… y cuando abandone el cuerpo, la mente y el habla serán sus guías, y por ellas será llevado al grupo de los dioses y las almas que han alcanzado la dicha. Hermética, traducción de Walter Scott.
Las circunstancias y condiciones de la vida se reflejan en la conversación interior, en un sonido sólido. La conversación interior da existencia a los acontecimientos. En cada acontecimiento reside el sonido creativo que constituye su vida y su ser.
Todo lo que el hombre cree y acepta como verdadero se revela en su lenguaje interior. Es su Palabra, su vida.
Intenta observar lo que te dices en este momento, a qué pensamientos y sentimientos estás accediendo. Se integrarán perfectamente en el tapiz de tu vida. Para cambiar tu vida, debes cambiar tu diálogo interior, pues «la vida», dijo Hermes, «es la unión de la Palabra y la Mente».
Cuando la imaginación hace coincidir tu habla interna con el deseo cumplido, entonces habrá un camino recto dentro de ti desde adentro hacia afuera, y lo externo reflejará instantáneamente lo interno para ti, y sabrás que la realidad es solo habla interna actualizada.
Reciban con mansedumbre la Palabra innata que puede salvar sus almas. Santiago 1:21
Cada etapa del progreso del hombre se realiza mediante el ejercicio consciente de su imaginación, adecuando su lenguaje interior a su deseo cumplido.
Dado que el hombre no los armoniza a la perfección, los resultados son inciertos, aunque podrían ser perfectamente ciertos. La asunción persistente del deseo cumplido es el medio para lograr la intención.
Al controlar nuestro diálogo interno, adaptándolo a nuestros deseos cumplidos, podemos dejar de lado todos los demás procesos. Entonces, simplemente actuamos con imaginación e intención claras.
Imaginamos el deseo cumplido y mantenemos conversaciones mentales a partir de esa premisa.
A través de una conversación interna controlada desde las premisas del deseo cumplido, se realizan aparentes milagros.
El futuro se convierte en presente y se revela en nuestro habla interior.
Ser sostenido por el habla interior del deseo cumplido es estar anclado de forma segura en la vida.
Puede que nuestras vidas parezcan destrozadas por los acontecimientos, pero nunca lo estarán mientras mantengamos el discurso interior del deseo cumplido.
Toda felicidad depende del uso activo y voluntario de la imaginación para construir y afirmar interiormente que somos lo que queremos ser. Nos alineamos con nuestros ideales recordando constantemente nuestro objetivo e identificándonos con él. Nos fusionamos con nuestros objetivos ocupando frecuentemente la sensación de nuestro deseo cumplido.
La frecuencia, la constancia, es el secreto del éxito. Cuanto más a menudo lo hacemos, más natural resulta. La fantasía se desarrolla. La imaginación continua se fusiona.
Es posible resolver cualquier situación mediante el uso adecuado de la imaginación.
Nuestra tarea es conseguir la frase correcta, aquella que implica que nuestro deseo se ha realizado, y encender la imaginación con ella.
Todo esto está íntimamente relacionado con el misterio de “la voz apacible y delicada”.
El diálogo interno revela las actividades de la imaginación, actividades que son las causas de las circunstancias de la vida.
Por regla general, el hombre no es consciente en absoluto de su diálogo interior y, por tanto, se ve a sí mismo no como la causa, sino como la víctima de las circunstancias.
Para crear circunstancias conscientemente, el hombre debe dirigir conscientemente su habla interior, haciendo coincidir “la voz apacible y delicada” con sus deseos cumplidos.
Él llama las cosas que no se ven como si existieran. Romanos 4:17
El habla interior correcta es esencial. Es la mayor de las artes.
Es la salida de la limitación hacia la libertad.
La ignorancia de este arte ha convertido al mundo en un campo de batalla y una penitenciaría donde solo se esperan sangre y sudor, cuando debería ser un lugar de asombro y admiración.
El diálogo interno correcto es el primer paso para convertirte en lo que quieres ser.
El habla es una imagen de la mente, y la mente es una imagen de Dios. Hermética, traducción de Scott.
En la mañana del 12 de abril de 1953, mi esposa se despertó al oír una gran voz de autoridad que le hablaba desde dentro y le decía: “Debes dejar de malgastar tus pensamientos, tu tiempo y tu dinero. Todo en la vida debe ser una inversión”.
Gastar es malgastar, derrochar, invertir sin obtener nada a cambio. Invertir es invertir con un propósito del que se espera un beneficio. Esta revelación de mi esposa trata sobre la importancia del momento presente. Trata sobre la transformación del momento. Lo que deseamos no reside en el futuro, sino en nosotros mismos, en este preciso instante.
En cualquier momento de nuestra vida nos enfrentamos a una elección infinita: “qué somos y qué queremos ser”.
Y lo que queremos ser ya existe, pero para realizarlo debemos adecuar nuestro lenguaje interior y nuestras acciones a ello.
Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será concedido por mi Padre que está en los cielos. Mateo 18:19
Lo único que cuenta es lo que se hace ahora.
El momento presente no se desvanece en el pasado. Avanza hacia el futuro para confrontarnos, consumido o invertido.
El pensamiento es la moneda del cielo. El dinero es su símbolo terrenal.
Cada momento debe ser invertido, y nuestro diálogo interno revela si estamos gastando o invirtiendo.
Interésate más en lo que estás diciendo interiormente ahora que en lo que has dicho, eligiendo sabiamente lo que piensas y lo que sientes ahora.
Cada vez que nos sentimos incomprendidos, mal utilizados, abandonados, sospechosos, temerosos, estamos malgastando nuestros pensamientos y desperdiciando nuestro tiempo.
Siempre que asumimos el sentimiento de ser lo que queremos ser, estamos invirtiendo.
No podemos abandonar el momento a un diálogo interno negativo y esperar conservar el control de la vida.
Ante nosotros se encuentran los resultados de todo lo que aparentemente quedó atrás. El último momento no se ha ido, sino que se aproxima.
Mi palabra no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y prosperará en aquello para lo que la envié. Isaías 55:11
Las circunstancias de la vida son las expresiones apagadas del diálogo interior que las creó: la palabra hecha visible.
«La Palabra», dijo Hermes, «es Hijo, y la Mente es Padre de la Palabra. No están separados el uno del otro; pues la vida es la unión de la Palabra y la Mente».
Él nos hizo surgir de sí mismo por la Palabra de Verdad. Santiago 1:18
Seamos imitadores de Dios como hijos amados, Efesios 5:1,
y usemos sabiamente nuestro diálogo interno para moldear un mundo exterior en armonía con nuestro ideal. El Señor habló por medio de mí, y su palabra estaba en mi lengua. 2 Samuel 23:2
La boca de Dios es la mente del hombre. Alimenta a Dios solo con lo mejor.
Todo lo que es de buen nombre… en esto pensad. Filipenses 4:8
El momento presente es siempre el adecuado para realizar una inversión, para decir interiormente la palabra adecuada.
La palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal, la bendición y la maldición. Escoge la vida. Deuteronomio 30:14,15,19
Eliges la vida, el bien y las bendiciones siendo lo que eliges. Solo los iguales conocen a los iguales.
Haz que tu habla interior bendiga y dé buenos informes.
La ignorancia del hombre sobre el futuro es resultado de su ignorancia de su diálogo interno. Su diálogo interno refleja su imaginación, y su imaginación es un gobierno en el que la oposición nunca llega al poder.
Si el lector pregunta: “¿Qué pasa si el habla interior permanece subjetiva y no es capaz de encontrar un objeto para su amor?”, la respuesta es: no permanecerá subjetiva, por la sencilla razón de que el habla interior siempre se está objetivando a sí misma.
Lo que frustra, supura y se convierte en la enfermedad que aflige a la humanidad es la ignorancia del hombre sobre el arte de hacer coincidir las palabras internas con el deseo cumplido.
El habla interior refleja la imaginación, y la imaginación es Cristo.
Altera tu diálogo interno y tu mundo perceptivo cambiará. Siempre que el diálogo interno y el deseo entran en conflicto, el diálogo interno invariablemente gana. Dado que el diálogo interno se objetiva a sí mismo, es fácil ver que si coincide con el deseo, este se realizará objetivamente. Si no fuera así, diría con Blake:
Es más fácil asesinar a un niño en su cuna que alimentar deseos no realizados.
Pero lo sé por experiencia,
La lengua… inflama la rueda de la creación. Santiago 3:6
Capítulo seis
ESTÁ DENTRO
Ríos, montañas, ciudades, aldeas,
todo es humano, y cuando entras en
su seno caminas
por cielos y tierras, como en tu propio
seno llevas tu cielo
y tu tierra y todo lo que contemplas; aunque
parezca afuera, está adentro,
en tu imaginación, de la cual este mundo
de mortalidad no es más que una sombra.
Blake, Jerusalén
El mundo interior era tan real para Blake como el mundo exterior de la vida consciente. Consideraba sus sueños y visiones como las realidades de las formas de la naturaleza. Blake lo reducía todo a la base de su propia conciencia.
El Reino de los Cielos está dentro de ti. Lucas 17:21
El Hombre Real, el Hombre Imaginativo, ha dotado al mundo exterior de todas sus propiedades. La aparente realidad del mundo exterior, tan difícil de disolver, es solo prueba de la absoluta realidad del mundo interior de su propia imaginación.
Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere… Yo y el Padre uno somos. Juan 6:44; 10:30
El mundo que se describe a partir de la observación es una manifestación de la actividad mental del observador.
Cuando el hombre descubre que su mundo es su propia actividad mental hecha visible, que ningún hombre puede llegar a él a menos que él lo atraiga, y que no hay nadie a quien cambiar excepto él mismo, su propio yo imaginativo, su primer impulso es remodelar el mundo a imagen de su ideal.
Pero su ideal no se encarna tan fácilmente. En ese momento en que deja de conformarse a la disciplina externa, debe imponerse a sí mismo una disciplina mucho más rigurosa, la autodisciplina de la que depende la realización de su ideal.
La imaginación no es del todo libre ni se mueve a su antojo sin reglas que la limiten. De hecho, ocurre todo lo contrario. La imaginación viaja según la costumbre.
La imaginación tiene opciones, pero elige según el hábito. Despierto o dormido, la imaginación del hombre se ve obligada a seguir ciertos patrones definidos. Es esta influencia paralizante del hábito la que el hombre debe cambiar; si no lo hace, sus sueños se desvanecerán bajo la parálisis de la costumbre.
La imaginación, que es Cristo en el hombre, no está sujeta a la necesidad de producir solo lo perfecto y lo bueno. Ejerce su absoluta libertad de la necesidad al dotar al ser físico externo de libre albedrío para elegir entre el bien y el mal, el orden y el desorden.
Escoged hoy a quién sirváis. Josué 24:15
Pero después de que la elección se hace y se acepta de modo que forma la conciencia habitual del individuo, entonces la imaginación manifiesta su poder y sabiduría infinitos al moldear el mundo sensorial externo del devenir a imagen del habla y las acciones internas habituales del individuo.
Para realizar su ideal, el hombre debe primero cambiar el patrón que ha seguido su imaginación.
El pensamiento habitual es indicativo del carácter.
La manera de cambiar el mundo exterior es hacer que el habla y la acción internas coincidan con el habla y la acción externas del deseo cumplido.
Nuestros ideales están esperando ser encarnados, pero a menos que nosotros mismos adaptemos nuestro lenguaje y acción internos al lenguaje y acción del deseo cumplido, serán incapaces de nacer.
El habla y la acción interior son los canales de la acción de Dios. Él no puede responder a nuestra oración a menos que se le ofrezcan estos caminos.
El comportamiento externo del hombre es mecánico. Está sujeto a la compulsión que le impone el comportamiento del yo interior, y los viejos hábitos del yo interior persisten hasta ser reemplazados por otros nuevos. Una propiedad peculiar del hombre interior es que otorga al yo exterior algo similar a su propia realidad. Cualquier cambio en el comportamiento del yo interior resultará en cambios externos correspondientes.
El místico llama «muerte» a un cambio de conciencia. Con «muerte» no se refiere a la destrucción de la imaginación y del estado con el que se fusionó, sino a la disolución de su unión.
La fusión es unión, no unidad. Por lo tanto, las condiciones que dieron origen a esa unión se desvanecen. «Cada día muero», dijo Pablo a los corintios [1 Corintios 15:31]. Blake le dijo a su amigo Crabbe Robinson:
No hay nada como la muerte. La muerte es lo mejor que puede pasar en la vida; pero la mayoría de la gente muere muy tarde y tarda tan poco en morir. Dios sabe que sus vecinos nunca los ven resucitar.
Para el hombre exterior de los sentidos, que desconoce al hombre interior del Ser, esto es un completo disparate. Pero Blake dejó esto muy claro cuando escribió el año anterior a su muerte:
William Blake – una persona que disfruta enormemente de la buena compañía. Nació el 28 de noviembre de 1757 en Londres y ha fallecido varias veces desde entonces.
Cuando el hombre tiene la idea de Cristo como su imaginación, comprende por qué Cristo debe morir y resucitar de entre los muertos para salvar al hombre; por qué debe separar su imaginación de su estado actual y adaptarla a un concepto superior de sí mismo si quiere superar sus limitaciones presentes y, por lo tanto, salvarse.
He aquí una hermosa historia sobre una muerte mística presenciada por un “vecino”.
«La semana pasada —escribe quien resucitó de entre los muertos—, una amiga me ofreció su casa en la montaña para las vacaciones de Navidad, pues pensaba irse al este. Me dijo que me avisaría esta semana. Tuvimos una conversación muy agradable y le mencioné a usted y a su docencia en relación con una charla sobre "El experimento con el tiempo" de Dunne, que ella había estado leyendo.
“Su carta llegó el lunes. Al recogerla, me invadió una repentina sensación de depresión.”
Sin embargo, al leerla, me dijo que podía quedarme con la casa y me indicó dónde recoger las llaves. En lugar de alegrarme, me deprimí aún más, tanto que decidí que debía haber algo implícito que intuía. Desdoblé la carta y leí la primera página completa, y al pasar a la segunda, me di cuenta de que había escrito una posdata al dorso. Consistía en una descripción extremadamente directa y contundente de un rasgo desagradable de mi carácter que me había costado superar durante años, y que durante los últimos dos años creí haber logrado.
Y sin embargo, allí estaba de nuevo, descrita con exactitud clínica.
Me quedé atónita y desolada. Pensé: «¿Qué me quiere decir esta carta? Para empezar, me invitó a su casa, ya que me he imaginado en alguna casa preciosa durante las vacaciones. Además, no se me ocurre nada a menos que lo plasme en mis pensamientos. Y, por último, no he recibido más que buenas noticias. Así que la conclusión obvia es que algo en mí se corresponde con esta carta y, sea como sea, son buenas noticias». Releí la carta y, al hacerlo, me pregunté: «¿Qué debo ver aquí?».
Y entonces lo vi. Empezaba así: «Tras nuestra conversación de la semana pasada, creo que puedo decirte…», y el resto de la página estaba tan plagada de «were» y «wases» como pasas en un pastel de semillas. Me invadió una gran euforia.
Todo había quedado atrás. Aquello que tanto me había costado corregir estaba hecho. De repente me di cuenta de que mi amigo había sido testigo de mi resurrección. Di vueltas por el estudio, cantando: «¡Todo ha quedado atrás! ¡Está hecho! ¡Gracias, está hecho!».
Reuní toda mi gratitud en una gran bola de luz y la lancé directamente hacia ti, y si viste un destello de relámpago el lunes por la tarde poco después de las seis, hora tuya, eso fue todo.
“Ahora, en lugar de escribir una carta cortés porque es lo correcto, puedo escribirle agradeciéndole sinceramente su franqueza y agradeciéndole que me haya prestado su casa.
Muchísimas gracias por su enseñanza, que ha convertido a mi amada imaginación en mi verdadera Salvadora.”
Y ahora, si alguien le dice: “Mira, aquí está Cristo, o allí” [Mateo 24:23], ella no lo creerá, porque sabe que el Reino de Dios está dentro de ella y que ella misma debe asumir la plena responsabilidad de la encarnación de su ideal y que nada sino la muerte y la resurrección la llevarán a él.
Ella ha encontrado a su Salvador, su amada Imaginación, que se expande para siempre en el seno de Dios.
Solo existe una realidad, y esa es Cristo: la Imaginación Humana, herencia y logro final de toda la Humanidad.
Para que nosotros, hablando la verdad en amor, crezcamos en todo en Él, que es la cabeza, esto es, Cristo. Efesios 4:14,15
Capítulo siete
LA CREACIÓN HA TERMINADO
Yo soy el principio y el fin; nada de lo que ha de venir es lo que ya ha sido y lo que ya es. Eclesiastés 3:15 (ERV)
Blake consideraba todas las situaciones humanas posibles como estados «predestinados». Veía cada aspecto, cada trama y cada drama como meras posibilidades mientras no nos encontráramos inmersos en ellos, pero como realidades abrumadoras cuando sí lo estábamos.
Describió estos estados como “Esculturas de los salones de Los”.
Distingamos, pues, los estados de los individuos que se encuentran en esos estados. Los estados cambian, pero las identidades individuales nunca cambian ni cesan… La imaginación no es un estado. Como dijo Blake,
es la existencia humana misma. El afecto o el amor se convierten en un estado cuando se separan de la imaginación.
Es casi imposible precisar la importancia de recordar esto, pero el momento en que la persona se da cuenta de ello por primera vez es el más trascendental de su vida, y animarla a sentir esto es la mayor forma de aliento que se le puede brindar.
Esta verdad es común a todos los hombres, pero ser consciente de ella —y mucho más, ser consciente de ella— es otra cuestión. El día en que comprendí esta gran verdad —que todo en mi mundo es una manifestación de la actividad mental que se desarrolla en mi interior, y que las condiciones y circunstancias de mi vida solo reflejan el estado de conciencia con el que estoy integrado— es el día más trascendental de mi vida.
Pero la experiencia que me llevó a esta certeza es tan ajena a la existencia ordinaria que he dudado durante mucho tiempo en contarla, pues mi razón se negaba a admitir las conclusiones a las que me impulsaba. Sin embargo, esta experiencia me reveló que soy supremo dentro del ámbito de mi propio estado de consciencia y que es el estado con el que me identifico el que determina lo que experimento.
Por lo tanto, debe compartirse con todos, pues saber esto es liberarse de la mayor tiranía del mundo: la creencia en una segunda causa.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8
Bienaventurados aquellos cuya imaginación ha sido tan purificada de las creencias en causas segundas que saben que la imaginación lo es todo, y todo es imaginación.
Un día, me escabullí silenciosamente de mi apartamento en Nueva York hacia un remoto paraje rural de antaño. Al entrar en el comedor de una gran posada, recobré la plena consciencia. Sabía que mi cuerpo físico permanecía inmovilizado en mi cama en Nueva York.
Y sin embargo, allí estaba yo, tan despierto y consciente como nunca. Intuía que si lograba detener la actividad de mi mente, todo a mi alrededor se congelaría. Apenas surgió el pensamiento, me invadió el impulso de intentarlo. Sentí cómo se me tensaba la cabeza, para luego congelarse en una quietud absoluta. Mi atención se concentró en un foco cristalino, y la camarera que caminaba, dejó de caminar. Miré por la ventana y las hojas que caían, dejaron de caer. La familia de cuatro que comía, dejó de comer. Al levantar la comida, dejaron de levantarla. Entonces mi atención se relajó, la tensión disminuyó y, de repente, todo siguió su curso. Las hojas cayeron, la camarera caminó y la familia comió. Entonces comprendí la visión de Blake sobre las «Esculturas de los Salones de Los».
Yo os envié a segar lo que no sembrasteis. Juan 4:38
La creación ha terminado.
Yo soy el principio y el fin; nada de lo que ha de venir es lo que ya ha sido y lo que ya es. Eclesiastés 3:15 (ERV)
El mundo de la creación está completo y su origen reside en nuestro interior. Lo vimos antes de nacer y, desde entonces, hemos intentado recordarlo y activar fragmentos de él. Existen infinitas perspectivas. Nuestra tarea consiste en obtener la perspectiva correcta y, mediante una atención dirigida, hacerla desfilar ante nuestra visión interior. Si reunimos la secuencia adecuada y la experimentamos en la imaginación hasta que adquiera la cualidad de la realidad, entonces creamos conscientemente las circunstancias.
Este proceso interno es la actividad de la imaginación que debe ser dirigida conscientemente. Mediante una serie de transformaciones mentales, tomamos conciencia de porciones cada vez mayores de lo que ya es, y al alinear nuestra propia actividad mental con esa porción de la creación que deseamos experimentar, la activamos, la resucitamos y le damos vida.
Esta experiencia mía no solo muestra el mundo como una manifestación de la actividad mental del observador individual, sino que también revela nuestro curso del tiempo como saltos de atención entre momentos eternos. Un abismo infinito separa dos instantes cualesquiera de nuestra existencia.
Nosotros, mediante los movimientos de nuestra atención, damos vida a las “Esculturas de los Salones de Los”.
Imagina el mundo como un lugar que contiene un número infinito de estados de conciencia desde los cuales se puede observar. Piensa en estos estados como habitaciones o mansiones en la Casa de Dios [Juan 14:2], y como las habitaciones de cualquier casa, están ubicadas en una posición relativa entre sí.
Pero piensa en ti mismo, el Ser Real, el Tú Imaginativo, como el ocupante vivo y dinámico de la Casa de Dios.
Cada habitación contiene algunas de las esculturas de Los, con infinitas tramas, dramas y situaciones ya elaboradas pero no activadas.
Se activan en cuanto la imaginación humana entra y se fusiona con ellas. Cada una representa ciertas actividades mentales y emocionales. Para entrar en un estado, el ser humano debe aceptar las ideas y los sentimientos que este representa.
Estos estados representan un número infinito de posibles transformaciones mentales que el ser humano puede experimentar. Para acceder a otro estado o estado mental, es necesario un cambio de creencias.
Todo lo que puedas desear ya está presente y solo espera a que tus creencias lo acompañen.
Pero debe coincidir, pues esa es la condición necesaria para que pueda ser activado y objetivado.
La búsqueda que coincide con las creencias de un estado es la que encuentra, la llamada a la que se abre, la petición que se recibe [Mateo 7:8; Lucas 11:10]. Entrad y tomad posesión de la tierra [Éxodo 6:4, 8].
En el momento en que el hombre se identifica con las creencias de un Estado, se fusiona con él, y esta unión da como resultado la activación y proyección de sus tramas, planes, dramas y situaciones.
Se convierte en el hogar del individuo, desde donde contempla el mundo. Es su taller y, si es observador, verá cómo la realidad exterior se va moldeando según el modelo de su… imaginación.
Con este propósito de entrenarnos en la creación de imágenes fuimos sometidos a las limitaciones de los sentidos y revestidos con cuerpos de carne.
Es el despertar de la imaginación, el regreso de su Hijo, lo que nuestro Padre espera.
La criatura fue sometida a la vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sometió. Romanos 8:20
Pero la victoria del Hijo, el regreso del hijo pródigo, nos asegura que
La criatura será liberada de la esclavitud de la corrupción a la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Romanos 8:21
Fuimos sometidos a esta experiencia biológica porque nadie puede conocer la imaginación si no ha sido sometido a las vanidades y limitaciones de la carne, si no ha tomado su parte de la filiación y se ha vuelto pródigo, si no ha experimentado y probado esta copa de experiencia; y la confusión continuará hasta que el hombre despierte y se haya restablecido una visión fundamentalmente imaginativa de la vida y se haya reconocido como básica.
Debo predicar… las inescrutables riquezas de Cristo y hacer que todos vean cuál es la comunión del misterio, que desde el principio del mundo ha estado oculto en Dios, quien creó todas las cosas por medio de Jesucristo. Efesios 3:8,9
Ten presente que Cristo en ti es tu imaginación.
Así como la apariencia de nuestro mundo está determinada por el estado particular con el que nos encontramos fusionados, así también podemos determinar nuestro destino como individuos fusionando nuestra imaginación con los ideales que buscamos realizar. En la distinción entre nuestros estados de conciencia reside la distinción entre las circunstancias y condiciones de nuestras vidas.
El hombre, que es libre de elegir su estado, a menudo clama por ser salvado del estado que ha elegido.
Y clamaréis en aquel día a causa del rey que hayáis elegido; pero Jehová no os oirá en aquel día. Sin embargo, el pueblo se negó a obedecer la voz de Samuel, y dijeron: No; sino que tendremos un rey sobre nosotros. 1 Samuel 8:18,19
Elige con sabiduría el estado al que servirás. Todos los estados están inertes hasta que la imaginación se fusiona con ellos.
Todas las cosas, cuando son admitidas, son hechas manifiestas por la luz; porque todo lo que es hecho manifiesto es luz, Efesios 5:13,
y vosotros sois la luz del mundo, Mateo 5:14,
por medio de las cuales se manifiestan aquellas ideas a las que habéis consentido.
Aférrate a tu ideal. Nada puede arrebatártelo, salvo tu imaginación.
No pienses en tu ideal, piensa desde él. Solo los ideales desde los que piensas se hacen realidad.
No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, Mateo 4:4,
y “la boca de Dios” es la mente del hombre.
Conviértete en un bebedor y un devorador de los ideales que deseas realizar. Ten un objetivo claro y definido, o tu mente divagará, y al divagar, devorará toda sugerencia negativa.
Si vives bien mentalmente, todo lo demás estará bien.
Mediante un cambio de enfoque mental, puedes alterar el curso de los acontecimientos observados.
Pero a menos que haya un cambio en la alimentación mental, tu historia personal seguirá siendo la misma.
Iluminas u oscureces tu vida con las ideas a las que das tu consentimiento.
Nada te importa más que las ideas que te nutren. Y te nutres de las ideas que te hacen pensar. Si el mundo permanece inalterado, es una clara señal de que no te mantienes fiel a tu nueva dieta mental, la cual descuidas para condenar tu entorno. Necesitas una actitud nueva y constante.
Puedes ser lo que quieras si conviertes esa concepción en un hábito, pues cualquier idea que excluya a todas las demás del campo de atención se descarga en acción.
Las ideas y los estados de ánimo a los que vuelves constantemente definen el estado con el que estás integrado.
Por lo tanto, esfuérzate por experimentar con mayor frecuencia la sensación de tu deseo cumplido. Esto es magia creativa. Es el camino para alcanzar la fusión con el estado deseado.
Si experimentaras con mayor frecuencia la sensación de que tu deseo se cumple, serías dueño de tu destino; pero, lamentablemente, reprimes esa posibilidad casi todo el tiempo. Practica hacer realidad para ti la sensación de que tu deseo se cumple.
Una vez que hayas experimentado la sensación de que tu deseo se ha cumplido, no cierres la experiencia como si fuera un libro, sino llévala contigo como un aroma fragante.
En lugar de olvidarlo por completo, deja que permanezca latente, influyendo automáticamente en tus acciones y reacciones. Un estado de ánimo, si se repite con frecuencia, cobra un impulso difícil de romper o controlar. Así que ten cuidado con los sentimientos que albergas. Los estados de ánimo habituales revelan el estado con el que te identificas.
Siempre es posible pasar de pensar en el fin que se desea realizar, a pensar desde el fin.
Pero lo crucial es pensar desde el fin, pues pensar desde implica unificación o fusión con la idea; mientras que al pensar en el fin, siempre hay sujeto y objeto: el individuo pensante y la cosa pensada. Debes imaginarte en el estado de tu deseo cumplido, en tu amor por ese estado, y al hacerlo, vivir y pensar desde él, y nada más. Pasas de pensar en a pensar desde al centrar tu imaginación en la sensación del deseo cumplido.
Capítulo ocho
LA NIÑA DE LOS OJOS DE DIOS
¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es Hijo?
Mateo 22:42
Cuando te hagan esta pregunta, que tu respuesta sea: “Cristo es mi imaginación”, y, aunque yo
No ved todavía todas las cosas sometidas a él, Hebreos 2:8,
Sin embargo, sé que soy María, de quien tarde o temprano nacerá Él, y finalmente
Hagan todo por medio de Cristo [Filipenses 4:13].
El nacimiento de Cristo es el despertar del hombre interior o segundo hombre. Es tomar conciencia de la actividad mental que reside en uno mismo, actividad que continúa tanto si somos conscientes de ella como si no.
El nacimiento de Cristo no trae a nadie de lejos, ni crea nada que no existiera antes. Es la revelación del Hijo de Dios en el hombre. El Señor «viene en las nubes» [Marcos 13:26, Lucas 21:27] es la descripción que el profeta hace de los anillos pulsantes de luz dorada líquida sobre la cabeza de aquel en quien Él despierta. La venida es desde dentro y no desde fuera, pues Cristo está en nosotros [Romanos 8:10; 2 Corintios 13:3; Gálatas 2:20; Gálatas 4:19; Colosenses 1:27].
Este gran misterio
Dios se manifestó en la carne [1 Timoteo 3:16]
comienza con el Adviento, y es apropiado que la purificación del Templo,
¿Cuál de estos templos sois?, 1 Corintios 3:17,
ocupa un lugar destacado entre los misterios cristianos:
El Reino de los Cielos está dentro de ti. Lucas 17:21
El Adviento desvela el misterio de tu ser. Si practicas el arte de la introspección, viviendo según el uso sabio e imaginativo de tu diálogo interno y tus acciones, confiando en que, mediante el uso consciente del «poder que actúa en nosotros» (Efesios 3:20), Cristo despertará en ti; si lo crees, confías en ello y actúas en consecuencia, Cristo despertará en ti. Esto es el Adviento.
Grande es el misterio: Dios se manifestó en carne. 1 Timoteo 3:16
Desde el Adviento, quien os toque, tocará la niña de los ojos de Dios. Zacarías 2:8
Discusión