¡Hombre! ¡Mujer! Estas son palabras de gran poder cuando se entienden. Cada ser humano hoy es el templo de su dios interior.
Dedicación
A los hombres y mujeres trabajadores de todas partes, cuyo fruto es pequeño; a aquellos que quisieran, pero no pueden trabajar porque se negaron; a ti que ahora estás cerca de la cima de esa gran escalera subida por músculos, que anhelas usar tu cerebro; a ti que ahora trabajas duro en el mundo mental, ¿quién construiría mejor que tú? A todos los que anhelan una mayor riqueza económica, poder y personalidad, dedico este libro.
Recuerde al leerlo, que usted, señor, es un hombre; usted, señora, es una mujer. Las condiciones no pueden ser vuestras maestras cuando os conocéis a vosotros mismos. Los brotes de maravillosas promesas están dentro de todos nosotros.
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