Todo lo que entra en la mente a través de los sentidos físicos producirá impresiones en la mente, a menos que se lo impida el pensamiento original.

Estas impresiones serán reflejos directos del medio ambiente de donde vinieron; y puesto que los pensamientos serán creados a la semejanza exacta de estas impresiones, siempre y cuando el hombre permita que el medio ambiente impresione a la mente, sus pensamientos serán exactamente como su entorno: y desde que el hombre se convierte en como el pensamientos que piensa, también se volverá como su entorno. Pero el hombre, de esta manera, no sólo crece en la semejanza de su entorno, sino que además es controlado por su entorno, porque sus pensamientos, deseos, motivos y acciones le son sugeridos por las impresiones que acepta voluntariamente del medio ambiente. Por lo tanto, uno de los primeros elementos esenciales en el dominio del destino es aprender a gobernar los sentidos físicos tan a fondo, que ninguna impresión pueda entrar en la mente desde fuera, a menos que sea conscientemente deseada. -