El tema de esta noche es: El hombre interior. Este “Hombre Interior” es Jesucristo, la imagen de Dios, llamado en las Escrituras “el Hijo de Dios”. Ahora, a menos que este Cristo en nosotros sea elevado a niveles cada vez más altos, Dios no podrá cumplir su propósito.
Escucha estas palabras con atención, de A Little Boy Lost de William Blake. Él dijo:
No, nada ama a otro como a sí mismo, ni venera a otro así; tampoco es posible pensar un mayor que él mismo para saber.
“Y Padre, ¿cómo puedo amarte? ¿O a alguno de mis hermanos más? Te quiero como al pajarito que recoge migajas en la puerta”.
Si Dios quiere que lo conozca tal como es, tendrá que elevarme al nivel de Su propio ser. Debo convertirme en Dios para conocer a Dios. Si Él desea que lo venere, tiene que elevarme al nivel de Él mismo. Si desea que lo ame, tendrá que llevarme al nivel de Dios. Y se nos dice: “Dios es amor”. Por lo tanto, no podría conocer a Dios, amar a Dios y venerar a Dios a menos que yo sea Dios. Si me deja como soy —como el pajarito en la puerta—, ese es el único amor y respeto que puedo mostrarle.