Cada sentimiento que tienes crea una huella, una grabación en tu subconsciente. Y a menos que esa grabación sea sobrescrita por un sentimiento más potente y de naturaleza opuesta, tiene que expresarse.
El sentimiento que domina es el que se manifiesta. "YO SOY sano" es un sentimiento infinitamente más poderoso que "yo estaré sano". Sentir "yo estaré" es, en realidad, una confesión de que "ahora no lo soy". La afirmación del presente ("YO SOY") siempre aplasta la confesión de ausencia.