Neville siempre tenía el poder de llevarme con él. Tal vez porque yo siempre estaba ansiosa y dispuesta a ir. Yo parecía no tener control, pero simplemente me dejaba transformar por sus palabras y permitía que me llevara a experimentar vistas y sonidos que nunca antes supe que existían. Sin embargo, todos me resultaban tan familiares que mi corazón entonaba el Coro del Aleluya.