Capítulo 9: La Anunciación
El uso de la voz de un amigo para impregnarse uno mismo con un estado deseable está contado maravillosamente en la historia de la Inmaculada Concepción.
Está registrado que Dios envió un ángel a María para anunciar el nacimiento de Su hijo. “Y el ángel le dijo... concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo. Entonces dijo María al ángel: ¿Cómo será esto, ya que no conozco a un hombre? Y el ángel respondió y le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del más alto te cubrirá con su sombra, por lo que también ese santo que nacerá de ti será llamado hijo de Dios. Porque para Dios nada es imposible.” (Lucas 1:30,37)
Esta es la historia que se ha contado durante siglos en todo el mundo, pero al hombre no se le dijo que estaba escrita acerca de sí mismo, por lo que no recibió el beneficio que estaba destinado a darle. La historia revela el método por el cual la idea o palabra se hizo carne. Dios, se nos dice, germinó o engendró una idea, un hijo, sin la ayuda de otro. Luego colocó su idea germinal en el vientre de María con la ayuda de un ángel que le hizo el anuncio y la impregnó con la idea.
No existe un método más simple que haya sido registrado de la conciencia impregnándose a sí misma que el que se encuentra en la historia de la Inmaculada Concepción. Los cuatro personajes en este drama de la creación son el Padre, el hijo, María y el Ángel. El Padre simboliza tu conciencia, el hijo simboliza tu deseo, María simboliza tu actitud receptiva de la mente, y el ángel simboliza el método utilizado para hacer la impregnación.
El drama se desarrolla de esta manera: El padre engendra un hijo sin la ayuda de otro, tú defines tu objetivo, aclaras tu deseo sin la ayuda o sugerencia de otro. Entonces el Padre selecciona a ese ángel que está mejor calificado para llevar este mensaje o posibilidad germinal a María. Tú seleccionas a la persona en tu mundo quien estaría sinceramente encantada de presenciar el cumplimiento de tu deseo. Entonces María se entera por medio del ángel que ya ha concebido un hijo sin la ayuda del hombre.
Tú asumes una actitud mental receptiva, una actitud de escucha e imaginas que estás escuchando la voz de la persona que has elegido para decirte lo que deseas saber. Imaginas que lo escuchas decir que eres y tienes lo que deseas ser y tener. Permaneces en este estado receptivo hasta que sientes la emoción de haber escuchado las buenas y maravillosas noticias.
Entonces, como la María de la historia, tú te dedicas a tus asuntos en secreto sin contarle a nadie esta maravillosa e inmaculada auto-impregnación, confiando en que a su debido tiempo tú expresarás esta impresión.
El Padre genera la semilla o la posibilidad germinal de un hijo pero en una impregnación eugenésica, él no transporta los espermatozoides de sí mismo al útero. Lo ha llevado a través de otro medio. La conciencia que desea es el Padre que genera la semilla o la idea. Un deseo clarificado es la semilla perfectamente formada o el hijo unigénito. Esta semilla es llevada del Padre (conciencia que desea) a la Madre (conciencia de ser y tener el estado deseado). Este cambio de conciencia se logra mediante el ángel o la voz imaginaria de un amigo que te dice que ya has logrado tu objetivo.
El uso de la voz de un ángel o un amigo para causar una impresión consciente es la forma más corta, más segura y más certera de autoimprimirse. Con tu deseo adecuadamente definido, asumes una actitud de escucha. Imaginas que estás escuchando la voz de un amigo, luego haz que te diga (imagina que te está diciendo) cuán afortunado eres de haber realizado plenamente tu deseo. En esta actitud mental receptiva estás recibiendo el mensaje de un ángel, estás recibiendo la impresión de que eres y tienes -eso- que deseas ser y tener. El estremecimiento emocional de haber escuchado lo que deseas escuchar es el momento de la concepción. Es el momento en que te impregnas a ti mismo, el momento en que realmente sientes que eres ahora -eso- o tienes -eso-, que hasta ahora tú deseabas ser o poseer.
A medida que emerjas de esta experiencia subjetiva, tú, como María en la historia, sabrás por tu actitud mental cambiada que has concebido un hijo, que has fijado un estado subjetivo definido y dentro de poco expresarás u objetivarás este estado.