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Capítulo 5 - El Sabbath

“Se realizarán seis días de trabajo, pero el séptimo día será para vosotros un día santo, un día de reposo para el Señor” (Éxodo 31:15, 32:5, Levítico 23:3)

Estos seis días no son períodos de veinticuatro horas. Simbolizan el momento psicológico en el que se fija un estado subjetivo definido. Estos seis días de trabajo son experiencias subjetivas y, en consecuencia, no se pueden medir por tiempo sideral, ya que el trabajo real de fijar un estado psicológico definitivo se realiza en la conciencia. El tiempo dedicado a definirte concientemente como -eso- que deseas ser es la medida de estos seis días. Un cambio de conciencia es el trabajo realizado en estos seis días creativos, un ajuste psicológico, que no se mide por el tiempo sideral sino por el logro real (subjetivo). Así como una vida en retrospectiva se mide no por años sino por el contenido de esos años, también se mide este intervalo psicológico. No por el tiempo dedicado a hacer el ajuste sino por el cumplimiento de ese intervalo.

El verdadero significado de seis días de trabajo (creación) se revela en el misterio de la VAU, que es la sexta letra del alfabeto hebreo y la tercera letra en el nombre divino: JOD HE VAU HE. Como se explicó anteriormente en el misterio del nombre de Jehová, VAU significa clavar o unirse. El creador se une a su creación a través de la sensación, y el tiempo que le toma fijar una sensación definida es la verdadera medida de estos seis días de creación. Separarse mentalmente del mundo objetivo y apegarse a través del secreto de la sensación al estado subjetivo es la función de la sexta letra del alfabeto hebreo, VAU, o los seis días de trabajo.

Siempre hay un intervalo entre la impresión fijada, o estado subjetivo, y la expresión externa de ese estado. El intervalo se llama el Sabbath. El Sabbath es el descanso mental que sigue al estado psicológico fijado, es el resultado de tus seis días de trabajo. "El Sabbath fue hecho para el hombre." (N.T.: Marcos 2:27) Este descanso mental que sigue a una impregnación consciente exitosa es el período del embarazo mental, un período que se hace con el propósito de incubar la manifestación. Fue hecho para la manifestación, la manifestación no fue hecha para ello. Automáticamente mantienes el Sabbath, un día de descanso, un período de descanso mental, si logras cumplir tus seis días de trabajo. No puede haber Sabbath, ni séptimo día, ni período de descanso mental, hasta que terminen los seis días, hasta que se logre el ajuste psicológico y la impresión mental esté completamente hecha. El hombre es advertido, que si no puede guardar el Sabbath, si no logra entrar en el reposo de Dios, también fallará en recibir La Promesa, no logrará cumplir sus deseos. La razón de esto es simple y obvia. No puede haber descanso mental hasta que una impresión consciente sea hecha.

Si un hombre falla en impresionarse completamente a sí mismo con el hecho de que ahora tiene lo que hasta ahora deseaba poseer, continuará deseándolo y, por lo tanto, no estará mentalmente en reposo o satisfecho. Si, en cambio, logra hacer este ajuste consciente de tal modo que al salir del período de silencio o sus seis días subjetivos de trabajo, él sabe por su sensación que tiene lo que desea, entonces automáticamente ingresa al Sabbath o el período de reposo mental. El embarazo sigue a la impregnación. El hombre no continúa deseando lo que ya ha adquirido.

El Sabbath se puede guardar como un día de descanso sólo después de que el hombre logra ser consciente de ser lo que antes de entrar en el silencio él deseaba ser. El Sabbath es el resultado de los seis días de trabajo. El hombre que conoce el verdadero significado de estos seis días de trabajo se da cuenta de que la observancia de un día de la semana como un día de quietud física no es guardar el Sabbath. La paz y la quietud del Sabbath sólo se pueden experimentar cuando el hombre ha logrado ser consciente de ser lo que desea ser. Si no logra hacer esta impresión consciente, ha errado el blanco, él ha pecado, porque pecar es errar el blanco, no lograr el objetivo, un estado en el que no hay paz mental.

“Si no hubiera venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado.” (Juan 15:22)

Si no se le hubiera presentado al hombre un estado ideal hacia el cual apuntar, un estado que desear y adquirir, él habría estado satisfecho con su suerte en la vida y nunca habría conocido el pecado. Ahora que el hombre sabe que sus capacidades son infinitas, que sabe que trabajando seis días o haciendo un ajuste psicológico puede realizar sus deseos, no estará satisfecho hasta que logre todos sus objetivos. Él, con el verdadero conocimiento de estos seis días de trabajo, definirá su objetivo y comenzará a tomar conciencia de serlo.

Cuando se produce esta impresión consciente, es seguida automáticamente por un período de descanso mental, un período que el místico llama el Sabbath, un intervalo en el que la impresión consciente se gestará y se expresará físicamente. La palabra se hará carne. ¡Pero ese no es el final!

El Sabbath o el descanso que se romperá con la encarnación de la idea tarde o temprano dará paso a otros seis días de trabajo a medida que el hombre defina otro objetivo y comience de nuevo el acto de definirse a sí mismo como -eso- que desea ser.

El hombre ha sido sacado de su sueño por medio del deseo, y no puede encontrar descanso hasta que realice su deseo. Pero antes de que pueda entrar en el descanso de Dios, o guardar el Sabbath, antes de que pueda caminar sin miedo y en paz, debe convertirse en un buen francotirador espiritual y aprender el secreto de dar en el blanco o trabajar seis días. El secreto por el cual deja ir el estado objetivo y se ajusta a sí mismo al subjetivo.

Este secreto fue revelado en el nombre divino de Jehová, y nuevamente en la historia de Isaac bendiciendo a su hijo Jacob. Si el hombre aplica la fórmula tal como se revela en estos dramas bíblicos, él dará en el blanco espiritual cada vez, porque él sabrá que al descanso mental o Sabbath se ingresa sólo cuando tiene éxito en hacer un cierto ajuste psicológico.

La historia de la crucifixión dramatiza maravillosamente estos seis días (período psicológico) y el séptimo día de descanso. Está registrado que era costumbre de los judíos que liberaran a alguien de la prisión en la fiesta de la Pascua, y que se les dio a elegir entre liberar a Barrabás el ladrón o a Jesús el salvador. Y ellos gritaron: "Libera a Barrabás." Con lo cual Barrabás fue liberado y Jesús fue crucificado.

También está registrado que Jesús el Salvador fue crucificado en el sexto día, sepultado o enterrado el séptimo y resucitado el primer día. El salvador en tu caso es -eso- que te salvaría de -eso- de lo que tú no eres consciente de ser, mientras que Barrabás el ladrón es tu concepción actual de tí mismo el que te roba -eso- que te gustaría ser. Al definir a tu salvador, defines -eso- que te salvaría y no cómo te salvaría. Tu salvador o deseo tiene caminos que no conoces, sus caminos son inescrutables. (Romanos 11:33) Cada problema revela su propia solución. Si estuvieras encarcelado tú automáticamente desearías estar libre. La libertad, entonces, es la cosa que te salvaría. Eso es tu salvador.

Habiendo descubierto a tu salvador, el siguiente paso en este gran drama de la resurrección es liberar a Barrabás, el ladrón, tu concepto actual de ti mismo, y crucificar a tu salvador, o fijar la conciencia de ser o tener -eso- que te salvaría.

Barrabás representa tu problema actual. Tu salvador es -eso- que te liberaría de este problema. Liberas a Barrabás llevando tu atención lejos de tu problema, lejos de tu sensación de limitación, ya que te priva de la libertad que buscas. Y crucificas a tu salvador al fijar un estado psicológico definido, por medio de la sensación, de que estás libre de la limitación del pasado. Tú niegas la evidencia de los sentidos y comienzas a sentir subjetivamente la alegría de ser libre. Sientes que este estado de libertad es tan real que también gritas: "¡Estoy libre!" "Está terminado." (Juan 19:30) La fijación de este estado subjetivo, la crucifixión, tiene lugar en el sexto día. Antes de que se ponga el sol en este día, tú debes haber completado la fijación sintiendo: "Es así." "Está terminado."

El conocimiento subjetivo es seguido por el Sabbath o el reposo mental. Serás como uno enterrado o sepultado porque sabrás que no importa cuán colosales sean las barreras, cuán infranqueables parezcan ser los muros, tu salvador crucificado y enterrado (tu fijación subjetiva actual) se resucitará a sí mismo. Al guardar el Sabbath un período de descanso mental, al asumir la actitud mental que sería tuya si ya estuvieras expresando visiblemente esta libertad, recibirás la promesa del Señor, porque la palabra se hará carne, la fijación subjetiva se encarnará a sí misma.

“Y Dios descansó el séptimo día de todas sus obras.” (Hebreos 4:4)

Tu conciencia es Dios descansando en el conocimiento de que: "Esto está bien." "Esto está terminado."

Y tus sentidos objetivos confirmarán que es así porque el día lo revelará.

Actualizado el 16 de may. de 2025