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Capítulo 3: Oración

La ORACION, como el sueño, es también una entrada al subconsciente.

"Cuando ores, entra en tu habitación, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto y tu Padre que está en secreto te recompensará abiertamente." (Mateo 6:6).

La oración es una ilusión de sueño que disminuye la impresión del mundo exterior y hace que la mente sea más receptiva a la sugestión del interior. La mente en oración está en un estado de relajación y receptividad similar a la sensación alcanzada justo antes de dormirse.

La oración no es tanto lo que pides, sino cómo te preparas para su recepción.

"Lo que sea desees, cuando ores, cree que la has recibido, y la tendrás." (Marcos 11:24).

La única condición requerida es que creas que tus oraciones ya están realizadas.

Tu oración debe ser respondida si tú asumes la sensación que sería tuya si ya estuvieses en posesión de tu objetivo. En el momento en que aceptas el deseo como un hecho consumado, el subconsciente encuentra los medios para su realización. Para orar con éxito entonces, debes rendirte al deseo, es decir, sentir el deseo cumplido.

El hombre perfectamente disciplinado siempre está en sintonía con el deseo como un hecho consumado. Él sabe que la conciencia es la única realidad, que las ideas y sensaciones son hechos de la conciencia y son tan reales como los objetos en el espacio; por lo tanto, nunca entretiene una sensación que no contribuye a su felicidad, porque las sensaciones son las causas de las acciones y circunstancias de su vida.

Por otro lado, al hombre indisciplinado le resulta difícil creer lo que los sentidos niegan y, por lo general, acepta o rechaza únicamente por las apariencias de los sentidos. Debido a esta tendencia a confiar en la evidencia de los sentidos, es necesario excluirlos antes de comenzar a orar, antes de intentar sentir -eso- que ellos niegan. Siempre que estés en el estado mental de "Me gustaría, pero no puedo", cuanto más lo intentes, menos podrás rendirte al deseo. Nunca atraes -eso- que quieres, sino siempre atraes -eso- que eres consciente de ser.

La oración es el arte de asumir la sensación de ser y tener lo que quieres.

Cuando los sentidos confirman la ausencia de tu deseo, todo esfuerzo consciente para contrarrestar esta sugestión es inútil y tiende a intensificar la sugestión.

La oración es el arte de rendirse al deseo y no de forzarlo. Siempre que tu sensación esté en conflicto con tu deseo, la sensación será la victoriosa. La sensación dominante se expresa invariably a sí misma. La oración debe ser sin esfuerzo. Al intentar fijar una actitud mental que es negada por los sentidos, el esfuerzo es fatal.

Para rendirse con éxito al deseo como un hecho consumado, se debe crear un estado pasivo, una especie de ensueño o reflexión meditativa similar a la sensación que precede al sueño. En tal estado de relajación, la mente se aleja del mundo objetivo y siente fácilmente la realidad de un estado subjetivo. Es un estado en el que tú estás consciente y eres bastante capaz de moverte o abrir los ojos, pero no deseas hacerlo. Una manera fácil de crear este estado pasivo es relajarte en una silla cómoda o en una cama. Si estás en una cama, acuéstate boca arriba con la cabeza al nivel de tu cuerpo, cierra los ojos e imagina que tú estás somnoliento. Siente: Tengo sueño, tanto sueño, mucho sueño.

En poco tiempo, una sensación de lejanía acompañada de una lasitud general y la pérdida de todo deseo de moverte te envuelve. Sientes un descanso agradable y confortable y no te inclinas a alterar tu posición, aunque en otras circunstancias no estarías del todo cómodo. Cuando este estado pasivo es alcanzado, imagina que has realizado tu deseo, no cómo éste fue realizado, sino simplemente el deseo cumplido. Imagina en forma de imagen lo que deseas lograr en la vida; entonces siente que ya lo has logrado. Los pensamientos producen pequeños movimientos de habla que pueden ser escuchados en el estado pasivo de oración como pronunciamientos desde afuera. Sin embargo, este grado de pasividad no es esencial para la realización de tus oraciones. Todo lo que es necesario es crear un estado pasivo y sentir el deseo cumplido.

Todo lo que puedas necesitar o desear ya es tuyo. No necesitas ayuda para dártelo; es tuyo ahora. Haz realidad tus deseos imaginando y sintiendo tu deseo cumplido. A medida que el final es aceptado, te vuelves totalmente indiferente ante el posible fracaso, ya que la aceptación del fin es el medio para ese fin. Cuando emerges del momento de la oración, es como si se te mostrara el final feliz y exitoso de una obra, aunque no se te mostró cómo ése final fue logrado. Sin embargo, habiendo presenciado el final, independientemente de cualquier secuencia anticlimática, permaneces tranquilo y seguro sabiendo que el final ha sido perfectamente definido.

Actualizado el 17 de may. de 2025