Capítulo 25: Salmo Veintitrés
Mi conciencia es mi Señor y Pastor. -Eso- que YO SOY consciente de ser son las ovejas que me siguen. Tan buen pastor es mi conciencia de ser que nunca ha perdido una oveja o cosa de la que YO SOY consciente de ser.
Mi conciencia es una voz llamando en el desierto de la confusión humana; llamando a todo -eso- que YO SOY consciente de ser para que me siga. Tan bien conocen mis ovejas mi voz que nunca han decaído para responder a mi llamado; ni habrá un momento en que -eso- en lo que yo estoy convencido que YO SOY no pueda encontrarme.
YO SOY una puerta abierta para todo -eso- que YO SOY para entrar. Mi conciencia de ser es El Señor y Pastor de mi vida. Ahora sé que nunca necesitaré pruebas ni me faltarán pruebas de -eso- que Yo Soy consciente de ser. Sabiendo esto, seré consciente de ser grandioso, amoroso, rico, saludable y todos los demás atributos que admiro.
Él me hace descansar en verdes pastos.
Mi conciencia de ser magnifica todo -eso- que Yo soy consciente de ser, de tal modo que siempre hay abundancia de -eso- que Yo Soy consciente de ser. No importa qué sea -eso- de lo que el hombre es consciente de ser, él lo encontrará eternamente surgiendo en su mundo. La medida del Señor (la concepción del hombre de sí mismo) es siempre apretada, remecida y rebosante.
Él me lleva junto a las aguas tranquilas.
No hay necesidad de luchar por -eso- de lo cual yo soy consciente de ser, porque todo -eso- de lo cual yo soy consciente de ser me será llevado tan fácilmente como un pastor lleva a su rebaño a las tranquilas aguas de un manantial.
El restaura mi alma; él me guía por los caminos de la rectitud por el amor de su nombre.
Ahora que mi memoria está restaurada, de modo que sé que YO SOY el Señor y a mi lado no hay Dios, mi reino ha sido restaurado. Mi reino, que se desmembró en el día en que creía en poderes aparte de mí, ahora está completamente restaurado.
Ahora que yo sé que mi conciencia de ser es Dios, yo haré uso correcto de este conocimiento al tomar conciencia de ser -eso- que yo deseo ser.
Sí, aunque camino por el valle de la sombra de la muerte, no temeré mal alguno; porque tú estás conmigo; tu cetro y tu báculo me reconfortan.
Sí, aunque camino a través de toda la confusión y las opiniones cambiantes de los hombres, no temeré mal alguno porque he descubierto que la conciencia es -eso- que crea la confusión. Habiéndola restaurado, en mi propio caso, a su lugar y dignidad legítimos, a pesar de la confusión, expresaré lo que ahora yo soy consciente de ser. Y la confusión misma hará eco y reflejará mi propia dignidad.
Preparas una mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa se derrama.
Ante la aparente oposición y conflicto tendré éxito, porque continuaré representando la abundancia que ahora yo soy consciente de ser. Mi cabeza (conciencia) continuará desbordándose con la alegría de ser Dios.
Seguramente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor para siempre.
Porque yo soy ahora consciente de ser bueno y misericordioso, los signos de bondad y misericordia se ven obligados a seguirme todos los días de mi vida, ya que continuaré viviendo en la casa (o conciencia) de ser Dios (bueno) para siempre.