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Capítulo 17 - Oración

“Cuando ores, entra en tu cuarto, y cuando hayas cerrado tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará abiertamente.” (Mateo 6:6)

“Todas las cosas que desees, cuando ores, cree que las has recibido, y las tendrás.” (Marcos 11:24)

La oración es la experiencia más maravillosa que el hombre puede tener. A diferencia de los murmullos diarios de la gran mayoría de la humanidad en todas las tierras que por sus vanas repeticiones esperan ganarse el oído de Dios, la oración es el éxtasis de una boda espiritual que tiene lugar en la profunda y silenciosa quietud de la consciencia. En su verdadero sentido, la oración es la ceremonia de matrimonio de Dios. Del mismo modo que una doncella en el día de su boda renuncia al nombre de su familia para asumir el nombre de su esposo, de la misma manera, quien ora debe renunciar a su nombre o naturaleza actual y asumir la naturaleza de aquello por lo que ora.

Los evangelios han instruido claramente al hombre sobre la realización de esta ceremonia de la siguiente manera: "Cuando ores, entra en secreto y cierra la puerta, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará abiertamente." (N.T.: Mateo 6:6) El ir hacia adentro es la entrada en la cámara nupcial. Del mismo modo que a nadie más que a la novia y al novio se les permite entrar en una habitación tan sagrada como la suite nupcial en la noche de la ceremonia de matrimonio, de la misma manera, nadie más que el que ora y aquello por lo cual él ora se les permite entrar en la hora santa de la oración . Cuando los novios al entrar en la suite nupcial cierran la puerta del mundo exterior de manera segura, también el que entra en la hora sagrada de oración cierra la puerta de los sentidos y cierra completamente el mundo a su alrededor. Esto se logra quitando completamente la atención de todas las cosas que no sean aquello de lo que ahora estás enamorado (lo que deseas).

La segunda fase de esta ceremonia espiritual está definida en estas palabras: "Cuando ores, cree que has recibido, y habrás recibido." Al contemplar alegremente ser y poseer -eso- que deseas ser y tener, has dado este segundo paso y, por lo tanto, estás realizando espiritualmente los actos de matrimonio y generación.

Tu actitud mental receptiva mientras oras o contemplas puede compararse con una novia o matriz porque es ese aspecto de la mente que recibe las impresiones. -Eso- que tú contemplas siendo es el novio, porque ese es el nombre o la naturaleza que asumes y, por lo tanto, es lo que deja su impregnación; entonces uno muere a la virginidad o a la naturaleza presente cuando uno asume el nombre y la naturaleza de la impregnación.

Perdido en la contemplación y habiendo asumido el nombre y la naturaleza de la cosa contemplada, todo tu ser se emociona con la alegría de serlo. Esta emoción que recorre todo tu ser a medida que te apropias de la conciencia de tu deseo es la prueba de que ambos están casados e impregnados. Al regresar de esta meditación silenciosa, la puerta se abre una vez más al mundo que habías dejado atrás. Pero esta vez regresas como una novia embarazada. Entras en el mundo como un ser cambiado y, aunque nadie más que tú conoce este maravilloso romance, el mundo verá en muy poco tiempo los signos de tu embarazo, porque tú comenzarás a expresar lo que en tu hora de silencio sentiste ser.

La madre del mundo o la novia del Señor es llamada a propósito María, o agua, porque el agua pierde su identidad al asumir la naturaleza de aquello con lo que se mezcla; igualmente María. La actitud receptiva de la mente debe perder su identidad al asumir la naturaleza de lo deseado. Sólo cuando uno está dispuesto a renunciar a sus limitaciones e identidad actuales puede convertirse en lo que desea ser. La oración es la fórmula por la cual se logran tales divorcios y matrimonios.

"Dos acordarán algo y se establecerá en la tierra." (N.T.: Mateo 18:19) Los dos de acuerdo son tú, la novia, y la cosa deseada, el novio. Cuando este acuerdo es consumado un hijo, nacerá testigo de esta unión. Tú comienzas a expresar y poseer lo que eres consciente de ser. Orar, entonces, es reconocerte a ti mismo como -eso- que deseas ser en lugar de rogarle a Dios por lo que deseas.

Millones de oraciones no tienen respuesta diariamente porque el hombre reza a un Dios que no existe. Siendo la conciencia Dios, uno debe buscar en la conciencia lo deseado deseando asumir la conciencia de la cualidad deseada. Sólo cuando uno hace esto, sus oraciones serán respondidas. Ser consciente de ser pobre mientras oras por riqueza es ser recompensado con lo que eres consciente de ser, es decir, la pobreza. Las oraciones para tener éxito deben ser afirmadas y apropiadas. Asume la conciencia positiva de la cosa deseada.

Con tu deseo definido, entra silenciosamente y cierra la puerta detrás de ti. Piérdete a tí mismo en tu deseo; siente tú mismo ser uno con él; permanece en esta fijación hasta que hayas absorbido la vida y el nombre al reclamar y sentirte ser y tener -eso- que tú deseabas. Cuando salgas de la hora de oración, debes hacerlo consciente de ser y poseer -eso- que tú hasta ahora deseabas.

Actualizado el 16 de may. de 2025