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Capítulo 12 - Crucifixión y Resurrección

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25)

El misterio de la crucifixión y la resurrección está tan entretejido que, para que se entiendan completamente, los dos deben explicarse juntos, ya que uno determina al otro. Este misterio está simbolizado en la tierra en los rituales del Viernes Santo y Pascua. Has observado que el aniversario de este evento cósmico, anunciado cada año por la iglesia, no es una fecha fija como lo son otros aniversarios que marcan nacimientos y muertes, sino que este día cambia de año en año, cayendo en algún lugar desde el 22 de marzo hasta el día 25 de abril.

El día de la resurrección se determina de esta manera. El primer domingo después de la luna llena en Aries se celebra como Pascua. Aries comienza el 21 de marzo y termina aproximadamente el 19 de abril. La entrada del sol en Aries marca el comienzo de la primavera. La luna en su tránsito mensual alrededor de la Tierra se formará en algún momento entre el 21 de marzo y el 25 de abril, una oposición al sol, que se llama luna llena. El primer domingo después de que ocurra este fenómeno de los cielos se celebra como Pascua; el viernes anterior a este día se observa como Viernes Santo.

Esta fecha móvil debe indicarle al observador que busque alguna interpretación distinta de la comúnmente aceptada. Estos días no marcan los aniversarios de la muerte y resurrección de un individuo que vivió en la tierra.

Visto desde la tierra, el sol en su paso norte aparece en la temporada de primavera del año para cruzar la línea imaginaria que el hombre llama "el ecuador". Entonces, el místico dice que debe ser cruzado o crucificado para que el hombre pueda vivir. Es significativo que poco después de que ocurra este evento, toda la naturaleza comienza a surgir o resucitar de su largo sueño invernal. Por lo tanto, se puede concluir que esta perturbación de la naturaleza, en esta estación del año, se debe directamente a este cruce. Por lo tanto, se cree que el sol debe derramar su sangre sobre la Pascua.

Si estos días marcaran la muerte y la resurrección de un hombre, serían fijados para que cayeran en la misma fecha todos los años como todos los demás eventos históricos, pero obviamente este no es el caso. Estas fechas no pretendían marcar los aniversarios de la muerte y resurrección de Jesús, el hombre. La Escritura son dramas psicológicos y revelarán su significado sólo cuando se interpreten psicológicamente.

Estas fechas se ajustan para coincidir con el cambio cósmico que ocurre en esta época del año, marcando la muerte del año anterior y el comienzo o la resurrección del año nuevo o la primavera. Estas fechas simbolizan la muerte y resurrección del Señor; pero este Señor no es un hombre; es tu conciencia de ser. Está registrado que Él dio su vida para que tú pudieras vivir, "YO SOY para que tengas vida y para que la tengas en abundancia." (N.T.: Juan 10:10) La conciencia se mata a sí misma desprendiéndose de -eso- que está consciente de ser de modo que pueda vivir para -eso- que desea ser.

La primavera es la época del año en que los millones de semillas, las cuales yacían todo el invierno enterradas en el suelo, de repente se hacen visibles para que el hombre pueda vivir; y, debido a que el drama místico de la crucifixión y resurrección está en la naturaleza de este cambio anual, se celebra en esta temporada de primavera del año; pero, en realidad, está ocurriendo en cada momento del tiempo. El ser que está crucificado es tu conciencia de ser. La cruz es tu concepción de ti mismo. La resurrección es la elevación a la visibilidad de esta concepción de ti mismo.

Lejos de ser un día de luto, el Viernes Santo debería ser un día de regocijo porque no puede haber resurrección o expresión a menos que primero haya una crucifixión o impresión. Lo que hay que resucitar en tu caso es lo que deseas ser. Para hacer esto debes sentirte como -eso- que deseas. Debes sentir "YO SOY la resurrección y la vida del deseo." YO SOY (tu conciencia de ser) es el poder resucitando y dando vida a eso que en tu conciencia tu deseas ser.

"Dos estarán de acuerdo en tocar alguna cosa y yo lo estableceré en la tierra." (N.T.: Mateo 18:19) Los dos de acuerdo son tú (tu conciencia - la conciencia deseando) y la cosa deseada. Cuando este acuerdo es alcanzado, la crucifixión está terminada; dos se han cruzado o se han crucificado entre sí. YO SOY y ESO -la conciencia y eso de lo que eres consciente de ser- se han unido y son uno; YO SOY ahora clavado o fijado en la creencia de que YO SOY esta fusión. Jesús o YO SOY está clavado en la cruz de - eso-. El clavo que te une a la cruz es el clavo de la sensación. La unión mística ahora está consumada y el resultado será el nacimiento de un hijo o la resurrección de un hijo dando testimonio de su Padre. La conciencia está unida a -eso- que es consciente de ser. El mundo de la expresión es el niño que confirma esta unión. El día que dejes de ser consciente de ser -eso- que ahora eres consciente de ser, ese día tu hijo o expresión morirá y volverá al seno de su padre, la conciencia sin rostro y sin forma.

Todas las expresiones son el resultado de tales uniones místicas. Entonces los sacerdotes tienen razón cuando dicen que los matrimonios verdaderos se hacen en el cielo y sólo se pueden disolver en el cielo. Pero déjame aclarar esta afirmación diciéndote que el cielo no es una localidad; es un estado de conciencia. El reino de los cielos está dentro de ti. (N.T.: Lucas 17:21) En el cielo (conciencia) Dios es tocado por -eso- que él es consciente de ser. "¿Quién me ha tocado? Porque percibo que virtud ha salido de mi." (N.T.: Lucas 8:46) En el momento en que se produce este toque (sensación), se produce una descendencia o una salida de mí hacia la visibilidad.

El día en que el hombre siente "YO SOY libre", "YO SOY rico", "YO SOY fuerte", Dios (YO SOY) es tocado o crucificado por estas cualidades o virtudes. Los resultados de tales toques o crucifixiones se verán en el nacimiento o la resurrección de las cualidades sentidas, ya que el hombre debe tener una confirmación visible de todo lo que es consciente de ser. Ahora sabrás por qué el hombre o manifestación es siempre hecha a imagen de Dios. Tus imágenes de conciencia y exteriorizaciones todo -eso- tú eres consciente de ser.

"YO SOY el Señor y además de mí no hay Dios." (N.T.: Isaías 45:18) “YO SOY la resurrección y la vida.” Te fijarás en la creencia de que eres -eso- que deseas ser. Antes de tener cualquier prueba visible de que lo eres, sabrás, por la profunda convicción que has sentido fijada en tu interior, que lo eres; y así, sin esperar la confirmación de tus sentidos, exclamarás: "Está terminado." Entonces, con una fe nacida del conocimiento de esta Ley inmutable, serás como uno muerto y sepultado; estarás quieto e impasible en tu convicción y seguro de que resucitarás las cualidades que tú has fijado y que estás sintiendo dentro de ti.

Actualizado el 16 de may. de 2025