Tu Voluntad Sea Hecha
“No mi voluntad, sino la tuya, sea hecha.” (Lucas 22:42)
“No mi voluntad, sino la tuya, sea hecha.” Esta resignación no es una comprensión ciega de que "Yo no puedo hacer nada por mí mismo, el Padre dentro de mí hace la obra." (N.T.: Juan 5:30) Cuando el hombre desea, intenta hacer aparecer en el tiempo y en el espacio algo que ahora no existe. Con demasiada frecuencia no somos conscientes de lo que realmente estamos haciendo. Inconscientemente declaramos que no poseemos la capacidad de expresar. Predicamos nuestro deseo sobre la esperanza de adquirir las capacidades necesarias en el tiempo futuro. "YO no SOY, pero YO seré."
El hombre no se da cuenta de que la conciencia es el Padre que hace la obra, por lo que intenta expresar -eso- de lo cual no es consciente de ser. Tales luchas están condenadas al fracaso; sólo el presente se expresa. A menos que sea consciente de ser lo que busco, no lo encontraré. Dios (tu conciencia) es la sustancia y la plenitud de todo. La voluntad de Dios es el reconocimiento de eso que es, no de eso que será. En lugar de ver este dicho como "Tu voluntad será hecha", míralo como "Tu voluntad está hecha." Las obras están terminadas.
El principio por el cual todas las cosas se hacen visibles es eterno. "Los ojos no han visto ni los oídos han oído, ni ha entrado en los corazones de los hombres, lo que Dios ha preparado para los que aman la ley." (N.T.: 1 Corintios 2:9) Cuando un escultor mira una pieza de mármol sin forma, ve, enterrada dentro de su masa sin forma, su obra de arte terminada. El escultor, en lugar de hacer su obra maestra, simplemente la revela quitando esa parte del mármol que oculta su concepción. Lo mismo se aplica a ti. En tu conciencia sin forma yace enterrado todo lo que alguna vez concebirás ser. El reconocimiento de esta verdad te transformará de un trabajador no calificado que trata de hacerlo así a un gran artista que lo reconoce así.
Tu afirmación de que ahora eres lo que quieres ser eliminará el velo de la oscuridad humana y revelará tu afirmación perfectamente; YO SOY eso. La voluntad de Dios fue expresada en las palabras de la Viuda: "Eso está bien." La voluntad del hombre hubiera sido: "Eso estará bien." Decir "Yo estaré bien" es decir "Yo estoy enfermo". Dios, el Eterno Ahora, no es burlado por palabras o la repetición vana. Dios continuamente personifica lo que es. Por lo tanto, la resignación de Jesús (quien se hizo a Sí mismo igual a Dios) estaba pasando del reconocimiento de falta (que el futuro indica con "Yo seré") al reconocimiento del suministro al afirmar: "YO SOY eso; ya está hecho; gracias Padre."
Ahora verás la sabiduría en las palabras del profeta cuando dice: "Deja al débil decir: YO SOY fuerte", Joel 3:10. El hombre en su ceguera no prestará atención al consejo del profeta; continúa afirmando que es débil, pobre, miserable y todas las demás expresiones indeseables de las que está tratando de liberarse al afirmar ignorantemente que estará libre de estas características en la expectativa del futuro. Tales pensamientos frustran la única ley que puede liberarlo.
Solo hay una puerta a través de la cual lo que buscas puede entrar en tu mundo. "YO SOY la puerta." Cuando dices "YO SOY", te estás declarando a ti mismo en primera persona en tiempo presente; no hay futuro. Saber que YO SOY es ser consciente de ser. La conciencia es la única puerta. A menos que tú seas consciente de ser eso que tú buscas, tú buscas en vano.
Si juzgas después de las apariencias, continuarás siendo esclavizado por la evidencia de tus sentidos. Para romper este hechizo hipnótico de los sentidos se te dice: "Entra y cierra la puerta." (N.T.: Mateo 6:6) La puerta de los sentidos debe estar bien cerrada antes de que tu nueva afirmación pueda ser aceptada. Cerrar la puerta de los sentidos no es tan difícil como parece ser al principio. Se hace sin esfuerzo.
Es imposible servir a dos maestros al mismo tiempo. El maestro al que el hombre sirve es -eso- de lo cual él es consciente de ser. Yo soy Señor y Maestro de lo que Yo soy consciente de ser. No es un esfuerzo para mí
conjurar la pobreza si soy consciente de ser pobre. Mi siervo (la pobreza) se ve obligado a seguirme (conciencia de pobreza) mientras YO SOY (el Señor) conciente de ser pobre.
En lugar de luchar contra la evidencia de los sentidos, afirmas ser eso que deseas ser. A medida que tu atención se centra en esta afirmación, las puertas de los sentidos se cierran automáticamente contra tu antiguo maestro (eso que tú eras consciente de ser). A medida que te pierdes en el sentimiento de ser (eso que tú ahora afirmas ser cierto de ti mismo), las puertas de los sentidos se abren una vez más, revelando que tu mundo es la expresión perfecta de eso que eres consciente de ser.
Sigamos el ejemplo de Jesús quien se dio cuenta, como hombre, que no podía hacer nada para cambiar su imagen actual de falta. Cerró la puerta de sus sentidos contra Su problema y fue a Su Padre, en quien todas las cosas son posibles. Habiendo negado la evidencia de Sus sentidos, Él se afirmó a Sí mismo ser todo eso que, un momento antes, Sus sentidos le dijeron que no era. Sabiendo que la conciencia expresa su semejanza en la tierra, permaneció en la conciencia afirmada hasta que las puertas (Sus sentidos) se abrieron y confirmaron el gobierno del Señor. Recuerda, YO SOY es el Señor de todos. Nunca más uses la voluntad del hombre que dice: "Seré." Sé tan resignado como Jesús y dí: "YO SOY eso."