Yo y Mi Padre Somos Uno:
Si tú, el lector, abandonas todas tus creencias anteriores en un Dios aparte de tí mismo y afirmas a Dios como tu conciencia de ser, como lo hicieron Jesús y los profetas, transformarás tu mundo con la comprobación de que "Yo y Mi Padre somos uno."
Esta declaración, "Yo y mi padre somos uno, pero mi padre es más grande que yo" (N.T.: Juan 10:30 y Juan 14:28), parece muy confusa, pero si es interpretada a la luz de lo que acabamos de decir sobre la identidad de Dios, la encontrarás muy reveladora.
La conciencia, siendo Dios, es como el "Padre". La cosa de la que tú eres consciente de ser es el "hijo" dando testimonio de su "Padre". Es como el concebidor y sus concepciones. El concebidor es siempre más grande que sus concepciones, aún así sigue siendo uno con su concepción. Por ejemplo, antes de que seas consciente de ser hombre, primero eres consciente de ser. Luego te vuelves consciente de ser hombre. Sin embargo, sigues siendo un concebidor, mayor que tu concepción: El hombre.
Jesús descubrió esta gloriosa verdad y se declaró a sí mismo ser uno con Dios, no un Dios que el hombre había fabricado. Porque él nunca reconoció a tal dios. Él dijo: "Si algún hombre llegara, diciendo: 'Mira aquí o mira allá', no le creas, porque El Reino de Dios está dentro de ti." (N.T.: Lucas 17:21, Marcos 13:21, Mateo 24:23) El cielo está dentro de ti. Por lo tanto, cuando está registrado que "Él se dirigió a su Padre", (N.T.: Lucas 23:34) éso te está diciendo que él se elevó en la conciencia hasta el punto en que sólo era consciente de ser, trascendiendo así las limitaciones de su concepción actual de sí mismo, llamado 'Jesús'.