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Tus convicciones secretas:

Nada hay oculto que no será descubierto. Eso que se habla en secreto se proclamará desde los techos de las casas. (N.T.: Mateo 10:26,27) Es decir, tus convicciones secretas de ti mismo, esas afirmaciones secretas de las que nadie sabe, cuando realmente las crees, serán gritadas desde los techos en tu mundo. Porque tus convicciones de ti mismo son las palabras de Dios dentro de ti, las cuales son espíritu y no pueden volver a ti vacías, sino que deben cumplir con aquello a lo que se las envió. (N.T.: Isaías 55:11)

Tú estás en este momento llamando fuera del infinito -eso- de lo cual tú ahora eres consciente de ser. Y ni una sola palabra o convicción fallará en encontrarte. "YO SOY la vid y vosotros sois las ramas." (N.T.: Juan 15:5) La conciencia es la "vid", y esas cualidades de las que ahora eres consciente son como "ramas" que alimentas y mantienes vivas.

Así como una rama no tiene vida, excepto que esté enraizada en la vid, así las cosas no tienen vida, excepto que seas conciente de ellas. Así como una rama se marchita y muere si la savia de la vid deja de fluir hacia ella, las cosas en tu mundo desaparecen si quitas tu atención de ellas, porque tu atención es como la savia de la vida que las mantiene vivas y sostiene las cosas de tu mundo.

Para disolver un problema que ahora te parece tan real, todo lo que haces es remover tu atención él. A pesar de su aparente realidad, apártate de él en la conciencia. Hazte indiferente y comienza a sentirte ser -eso- que sería la solución del problema.

Por ejemplo, si estuvieras encarcelado, ningún hombre tendría que decirte que deberías desear libertad. La libertad, o más bien el deseo de libertad, sería automático. Entonces, ¿por qué mirar detrás de las cuatro paredes de los barrotes de la prisión? Quita tu atención de estar encarcelado y comienza a sentirte libre. Siéntelo hasta el punto en que sea natural: En el momento en que lo hagas, los barrotes de la prisión se disolverán. Aplica este mismo principio a cualquier problema.

He visto a personas que estaban endeudadas hasta sus oídos aplicar este principio y en un abrir y cerrar de ojos se eliminaron las deudas que eran colosales. He visto a aquellos a quienes los médicos habían dado por incurables apartar su atención de su problema de enfermedad y comenzar a sentirse bien a pesar de la evidencia de sus sentidos en contrario. En poco tiempo, esta llamada "enfermedad incurable" desapareció y no dejó cicatriz.