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La conciencia del hombre, su conciencia de ser es Dios:

Siendo esto cierto, ¿por qué no tomar conciencia de ser grandioso, amoroso, rico, saludable y todos los atributos que admiras? Es tan fácil poseer la conciencia de estas cualidades como poseer sus opuestos porque no tienes tu conciencia actual debido a tu mundo. Por el contrario, tu mundo es lo que es debido a tu conciencia actual. Simple, ¿no es así? De hecho, es demasiado simple para la sabiduría del hombre que intenta complicarlo todo.

Pablo dijo de este principio: "Es para los griegos" -o la sabiduría de este mundo- "locura". "Y para los judíos" -o aquellos que buscan señales- "un obstáculo." (N.T.: 1 Corintios 1:22) Resultando que el hombre continúa caminando en la oscuridad en lugar de despertar al ser que es.

El hombre ha adorado durante tanto tiempo las imágenes de su propia creación que al principio encuentra esta revelación blasfema, ya que significa la muerte de todas sus creencias anteriores en un dios aparte de sí mismo. Esta revelación traerá el conocimiento de que "yo y mi Padre somos uno, pero mi Padre es más grande que yo". (N.T.: Juan 10:30, Juan 14:10) Tú eres uno con tu concepción actual de tí mismo. Pero tú eres más grande que -eso- de lo cual tú eres actualmente consciente de estar siendo.

Antes de que el hombre pueda intentar transformar su mundo, él debe primero establecer el fundamento: "YO SOY el Señor." (N.T.: Isaías 42:8) Es decir, la conciencia del hombre, su conciencia de ser es Dios. Hasta que esto sea firmemente establecido de tal modo que ninguna sugerencia o argumento presentado por otros pueda sacudirlo, se encontrará regresando a la esclavitud de sus creencias anteriores.

 “Si no crees que YO SOY Él, morirás en tus pecados.” (N.T.: Juan 8:24) Es decir, continuarás confundido y frustrado hasta que encuentres la causa de tu confusión. Cuando hayas levantado al Hijo del Hombre (N.T.: Juan 8:28), entonces sabrás que YO SOY Él, es decir, que yo, John Smith, no hago nada por mí mismo, pero mi Padre, o ese estado de conciencia con el que yo soy ahora Uno hace las obras.

Cuando esto es realizado, cada impulso y deseo que brote dentro de ti encontrará expresión en tu mundo.

“He aquí que estoy en la puerta y llamo. Si algún hombre oye mi voz y abre la puerta, entraré en él y cenaré con él y él conmigo.” (N.T.: Revelaciones 3:20) El “yo” tocando a la puerta es el impulso.

La puerta es tu conciencia. Abrir la puerta es hacerse uno con -eso- que está llamando por medio de la sensación de ser uno mismo la cosa deseada. Sentir el deseo de uno como imposible es cerrar la puerta o negar este impulso de expresión. Elevar la conciencia a la naturalidad de la cosa sentida es abrir la puerta de par en par e invitar a ésta a encarnar.

Eso es por lo que está constantemente registrado que Jesús dejó el mundo de la manifestación y ascendió a su Padre. Jesús, como tú y yo, encuentra todas las cosas imposibles para Jesús, como hombre. (N.T.: Juan 16:28) Pero después de haber descubierto que su Padre es el estado de conciencia de la cosa deseada, él, sólo, dejó atrás la "conciencia de Jesús" y se elevó en la conciencia a ese estado deseado y permaneció de pie hasta que se volvió Uno con Él. Cuando él se hizo a sí mismo uno con ello, él se convirtió en -eso- en expresión.