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El Reconocimiento es el Poder que conjura en el mundo:

Otra historia se nos contó: La viuda y las tres gotas de aceite. El profeta le preguntó a la viuda: "'¿Qué tienes en tu casa?' Y ella respondió: 'Tres gotas de aceite.' Luego le dijo: 'Ve a pedir prestadas vasijas. Cierra la puerta después de que hayas regresado a tu casa y comienza a verter.' Y ella vertió tres gotas de aceite en todos los recipientes prestados, llenándolos completamente con el aceite restante.” (N.T.: 2 Reyes 4)

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Tú, el lector, eres esta viuda. No tienes un marido que te fecunde o te haga fructífera, porque una "viuda" es un estado estéril. Tu conciencia es ahora el Señor, o el profeta que se ha convertido en tu esposo. Sigue el ejemplo de la viuda, que en lugar de reconocer un vacío o nada, reconoció el algo: Tres gotas de aceite.

Luego le ordenó: "Entra y cierra la puerta" (N.T.: 2 Reyes 4:4), es decir, cierra la puerta de los sentidos que te dicen las medidas vacías, las deudas, los problemas. Cuando hayas quitado tu atención por completo, al excluir la evidencia de los sentidos, comienzas a sentir la alegría (simbolizada por el aceite) de haber recibido las cosas deseadas. Cuando se establece el acuerdo dentro de tí de tal modo que todas las dudas y temores hayan desaparecido, entonces tú también llenarás todas las medidas vacías de tu vida y tendrás abundancia corriendo.

El reconocimiento es el poder que conjura en el mundo. Cada estado que alguna vez has reconocido, lo has encarnado. Lo que estás reconociendo como verdadero de tí mismo hoy es lo que estás experimentando. Así que sé como la viuda y reconoce la alegría, no importa cuán pequeños sean los comienzos del reconocimiento, y serás recompensado generosamente, porque el mundo es un espejo magnificado, magnificando cada cosa de la cual tú eres consciente de ser.