Decretarás una cosa y sucederá:
En la conciencia de ser todas las cosas son posibles, él dijo, "decretarás una cosa y sucederá". (N.T.: Job 22:28) Este es Su decreto: Elevar la conciencia a la naturalidad de ser lo deseado. Como él lo expresó: "Y yo, si soy elevado, atraeré a todos los hombres hacia mí." (N.T.: Juan 12:32) Si me elevo en conciencia a la naturalidad de lo deseado, atraeré la manifestación de ese deseo hacia mí. Porque él dice: "Nadie viene a mí, excepto que el padre que está dentro de mí lo llame, y yo y mi Padre somos uno." (N.T.: Juan 6:44, Juan 14:6, Juan 10:30) Por lo tanto, la conciencia es el Padre que está atrayendo las manifestaciones de la vida hacia ti.
Tú estás, en este mismo momento, atrayendo a tu mundo -eso- de lo cual ahora tú eres consciente de ser. Ahora puedes ver lo que significa: "Tú debes nacer de nuevo." (N.T.: Juan 3:3) Si no estás satisfecho con tu expresión actual en la vida, la única forma de cambiarla es apartar tu atención de -eso- que te parece tan real y elevarte en la conciencia a -eso- que tú deseas ser. Tú no puedes servir a dos amos, por lo tanto, quitar tu atención de un estado de conciencia y colocarla sobre otro es morir para uno y vivir para el otro.
La pregunta: "¿Quién dices tú que yo soy?" (N.T.: Mateo 16:15) No está dirigida a un hombre llamado "Pedro" por alguien llamado "Jesús". Esta es la pregunta eterna dirigida a uno mismo por el verdadero ser de uno. En otras palabras, "¿Quién dices que tú eres?" Por tu convicción de ti mismo, tu opinión de ti mismo determinarás tu expresión en la vida. Él declara: "Tú crees en Dios, cree también en mí." (N.T.: Juan 14:1) En otras palabras, éste es el yo dentro de ti que es este Dios.
Orar, entonces, es ser visto reconociéndote a ti mismo ser -eso- que tú ahora deseas, en lugar de aceptar el formato de petición a un dios que no existe por aquello que ahora deseas. Entonces, ¿puedes ver por qué millones de oraciones no tienen respuesta? Los hombres oran a un Dios que no existe. Por ejemplo: Ser consciente de ser pobre y orar a un Dios por las riquezas es ser recompensado con lo que eres consciente de ser, lo cual es pobreza.